El 18 de diciembre de 2024, el Instituto Nacional de Estadística publicó los datos del Producto Interior Bruto Regional del período 2020-2023. En relación con las cifras del año 2023, las Comunidades Autónomas que más crecieron fueron las Comunidades de Baleares (5,7%), Canarias (5,1%), es decir las Comunidades especializadas en el sector turístico, seguidas por la Rioja (4,2%), Castilla la Mancha (3,3%), y Castilla y León en quinto lugar con un crecimiento del 3%. Las cinco Comunidades que crecieron en un porcentaje superior a la media nacional del 2,7%. No obstante, respecto del PIB regional por habitante, la Comunidad de Madrid sigue ocupando el primer lugar en 2023 con 42.198 euros, seguida por el País Vasco con 39.547 euros y Navarra con 37.088 euros.
Mientras que las Comunidades con menor Pib per cápita en 2023 fueron Andalucía con 23.218 euros y Extremadura de 23.604 euros, por lo que permanecen unas diferencias regionales acusadas. La media nacional de PIB por habitante en 2023 fue de 30.968 euros, de modo que la Comunidad de Madrid tiene un PIB per cápita 36,3% superior a la media nacional, el País Vasco del 27,7% superior y Navarra en un 19,8% por encima de la media nacional. Por su parte, Andalucía tiene un PIB por habitante en un 25,0% inferior a la media y Extremadura en un 23,8% inferior a la media del país. En resumen, el PIB per cápita del País Vasco es un 70,3% superior al dato de Andalucía, una diferencia que no puede ser asumida.
Castilla y León en 2023 tenía un PIB per cápita de 29.698 euros, es decir no llega a la media nacional de 30.968 euros, representando un 95,9% de la media nacional, una media superada por las Comunidades de Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón, Baleares y La Rioja. Sin embargo, solamente las Comunidades de Madrid y País Vasco se situaron en 2023 por encima de la media del PIB per cápita de la UE-27, situada en 38.130 euros, lo que nos indica el camino que nos queda por recorrer.
La Comunidad de Madrid se mantuvo en 2023 como la economía regional con mayor peso dentro del PIB nacional, con un 19,6% del total, seguida por Cataluña (16,8%) y Andalucía con el 13,3% del total nacional, mientras que en Castilla y León representó el 4,7% de la economía nacional. La serie autonómica refleja que la Comunidad de Madrid se situó por encima de Cataluña desde el año 2017, a diferencia de lo que ocurría en el año 2000 (Madrid 17,1%, Cataluña 18,9%), o respecto al año 2010 (Madrid 18,4%, Cataluña 18,8%).
Castilla y León creció en un 3% en 2023, sin embargo ha de caminar con el objetivo de superar la media nacional del PIB por habitante mediante la potenciación de los sectores emergentes para el crecimiento económico y la creación de empleo. La Encuesta de Población Activa del 4º trimestre de 2024 sitúa el paro en nuestra Comunidad en un 8,23%, con una reducción del 13,1% interanual, frente a una media nacional del 10,61% de desempleo. Sin embargo, la tasa de actividad se situó en un 55,25%, una de las más bajas del país, y la deuda pública representa el 18,7%.
El crecimiento de la economía española ha sido del 3.2% en 2024, lo no puede ocultar los retos estructurales que nos impiden alcanzar la renta per cápita de nuestros socios europeos: la baja productividad y la baja tasa de empleo. España ha dejado de converger con Europa de un modo sostenido desde la crisis financiera del año 2007, con una brecha de 15 puntos de renta per cápita. La baja productividad es el principal problema estructural de la economía española, dado que la productividad por hora trabajada en España se ha mantenido desde 2008 entre un 10% y un 15% por debajo de la media de la eurozona. Las razones son que nuestro tejido empresarial destaca por un peso elevado de las pequeñas empresas, que suelen ser menos productivas, y el nivel formativo de la población española que sigue siendo inferior a la media europea. Por tanto, como señalan los informes del Banco de España, es necesario reducir la carga regulatoria e impositiva de las empresas, aumentar el capital humano con una revisión del sistema educativo, impulsar la permanencia de los estudiantes en el sistema educativo (la tasa de abandono es del 13% en 2024), mejorar el sistema universitario, y aumentar la Formación Profesional Dual, complementada por la formación continua de los trabajadores. En segundo término, la promoción de empresas innovadoras y el gasto en investigación, desarrollo e Innovación (I+D+i), aprovechando los fondos europeos Next Generation UE. Por último un cambio del marco institucional dando confianza a los agentes económicos como factor determinante para el crecimiento a largo plazo y la adopción de un cambio tecnológico asociado a los desarrollos de la robótica y la inteligencia artificial. La tasa de actividad española se sitúa en el 58,49% en 2024, 4,5 puntos menos que la media de la Unión Europea, donde la tasa de paro es del 6,4%.
El aumento de la productividad será determinante para un crecimiento sostenido de la economía, al mismo tiempo que los verdaderos protagonistas del crecimiento económico deber ser los agentes económicos del sector privado y de toda la sociedad, con el objetivo de lograr la estabilidad económica, social y medioambiental de nuestra Comunidad. A mi juicio, existen dos sectores claves para promover el crecimiento económico de nuestra Comunidad: la Industria agroalimentaria junto con el sector primario y la Industria energética. El modelo de desarrollo regional sostenible en el tiempo debe asumir la importancia del mantenimiento de la base económica del medio rural, donde la Industria agroalimentaria ocupe uno de los componentes fundamentales de la base de la economía rural con la transformación de los productos agropecuarios. Además, el cambio del modelo energético es vital para lograr un mayor nivel de sostenibilidad medioambiental del nuevo modelo productivo, un modelo basado en el 100% de la energía de origen renovable en el año 2050. Castilla y León es la primera Comunidad Autónoma en producción de energía eléctrica de origen renovable (hidráulica, eólica y fotovoltaica) y tiene planes para la producción de hidrógeno limpio y biogás. De estos dos sectores deben venir los capitales para ser invertidos en otros sectores productivos. Una energía eléctrica a precios competitivos que debe fomentar el establecimiento de centros de datos y de empresas del sector de nuevas tecnologías de la información y comunicación, con su enorme potencial de desarrollo y su amplio impacto transversal. Un sector acompañado por la industria de contenido ambiental, dedicada a la reforestación, el tratamiento de agua y residuos sólidos, así como por el sector de la Biotecnología con un amplio abanico de actividades como la acuicultura, la agricultura, la industria y la salud.
Unas actividades que han de complementarse con el potente sector turístico regional, fundamentado en los valores naturales, culturales y culinarios de nuestra Comunidad. El sector del transporte, construcción de automóviles y bienes de equipo ocupan también un papel fundamental, junto con la potenciación de los servicios sociales, muy intensivo en mano de obra, con la atención a la tercera edad y la universalización de la educación infantil, y con el sector educativo y las industrias culturales. La Comunidad de Castilla y León cuenta con la Estrategia de Emprendimiento e Innovación (EEI 27), la Estrategia de economía circular (2021/2030), sobre Acción Exterior, Energía y Servicios Sociales, que han de motivar al sector productivo regional a conseguir los niveles de desarrollo europeos con la colaboración de la sociedad.