El barco Open Arms con 60 migrantes a bordo llegó ayer al puerto de Barcelona, donde desembarcaron las personas rescatadas en el Mediterráneo para después recibir una primera atención.
El Open Arms llegó a Barcelona acompañado de la embarcación Astral, en la que viajaban varios eurodiputados, y del barco Punta Mayor de Salvament Marítim.
La cincuentena de hombres rescatados serán acogidos en la Residencia Joaquim Blume de Esplugues de Llobregat (Barcelona), mientras que las cinco mujeres irán a un centro de la capital catalana y los cinco menores —tres no acompañados— serán atendidos por la Dirección General de Atención de Infancia y la Adolescencia (Dgaia).
Los rescatados recibirán un permiso humanitario especial de 30 días por parte del Gobierno central para que puedan estabilizarse y trabajar su situación, con asistencia legal, algo que obtuvieron las 630 personas llegadas con el ‘Aquarius’ a Valencia.
Este permiso se acordó en una reunión técnica celebrada en la Delegación del Gobierno central en Catalunya con Generalitat y Ayuntamiento, el Puerto, fuerzas de seguridad y Cruz Roja, entidad encargada de la primera atención de los migrantes.
El permiso evitará que entren a un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), como pidió la alcaldesa, Ada Colau, que ofreció la ciudad para que atracase el barco, de la organización Proactiva Oprn Arms. Durante él, podrán solicitar asilo político.
El fundador de Proactiva Open Arms, Òscar Camps, aseguró que la ONG llegó al puerto de Barcelona contenta pero triste, porque se ha rescatado a 60 personas en el Mediterráneo pero se ha “dejado morir a 340” por tener que alejarse de la zona para desembarcar finalmente en la capital catalana.
Legalidad
En rueda de prensa este miércoles, remarcó que ahora “no hay ningún barco en la zona” porque Malta no deja salir embarcaciones e Italia no permite la entrada, y los acusó de incumplir el derecho marítimo.
“Llegar aquí nos ha costado tres días y 300 muertos. Y volver quizás nos cueste cuatro días más y 300 muertos más”, lamentó.
Así, se preguntó quién hace cumplir la legalidad a países que se comportan como “porteros de discoteca”, permitiendo la entrada o no, y añadió que en Barcelona se les ha aplicado todos los protocolos porque la ONG sí cumple con los convenios.
No quiso lanzar ningún mensaje al ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, pero sí al de Transportes, encargado de la guardia costera italiana: le instó a cumplir con el derecho marítimo internacional, y añadió que muchos guardias costeros italianos “no pueden dormir por la noche”.
Además afirmó que, al igual que ciudades en España, hay italianas favorables a la actividad de las ONG de salvamento.
