En una tarde soleada, la celebración de la Octava del Corpus Christi demostró que la iniciativa de Patrimonio Nacional de recuperar, hace algo más de una década, una procesión eucarística en este día, ha conseguido un rotundo éxito. Cada año, el desfile congrega a mayor número de público, deseoso de contemplar un bello espectáculo que, partiendo de la Colegiata, recorre parcialmente los jardines del Palacio Real.
Antaño, los reyes de España celebraban en las estancias del Palacio Real la festividad de la Octava, habiendo quedado documentación gráfica de una de las ceremonias en las que participó el rey Alfonso XIII. El deambular de la historia a lo largo del siglo XX hizo olvidar la celebración, hasta que Patrimonio Nacional decidió impulsar la fiesta. Desde entonces, los granjeños —y gentes llegadas de otros lugares de Segovia— se reúnen en la Colegiata el día de la Octava, a media tarde, para iniciar la procesión. Del templo salieron ayer los pendones de diversas cofradías existentes en el Real Sitio, seguidos de los niños y niñas de Primera Comunión. A continuación, figuraba en el cortejo la Custodia, bajo palio, escoltada por alabarderos de la Guardia Real. La ambientación musical correspondió, como es habitual, a un grupo de pífanos y tambores de la Guardia Real. Y, en el recorrido, la comitiva realizó dos paradas en dos altares instalados para la ocasión —uno de ellos es un altar de campaña de Fernando VI—. Durante el paso de la procesión por los jardines se pusieron en funcionamiento la fuente de La Fama y también la Cascada, en este último caso cuando el Santísimo pasó por la fachada del Palacio Real.
Presidió la procesión el obispo de Segovia, Ángel Rubio, un prelado cuyo fervor eucarístico le ha llevado en la última semana a estar presente en un buen número de ceremonias religiosas del Corpus Christi, tanto en Segovia capital como en la provincia, ya que además de su presencia ayer en el Real Sitio, ha velado al Santísimo en Sepúlveda,villa en la que se vive con especial esta festividad.
