El problema es grave en todo el país, pero aún más acuciante en núcleos urbanos como Kabul. La capital está plagada de menores que trabajan a diario en la calle y en negocios de toda naturaleza, un fenómeno que está motivado por una crisis donde la renta per capita es de 800 dólares y donde el 42 por ciento de los 30 millones de ciudadanos vive por debajo del límite de la pobreza.
