El presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró ayer que su Gobierno «nunca titubeará en la persecución de Al Qaeda y sus aliados extremistas», en una ceremonia en el Pentágono para conmemorar el octavo aniversario de los atentados del 11-S. «Vamos a renovar nuestro compromiso contra aquellos que perpetraron este acto bárbaro y que siguen tramando contra nosotros», afirmó el demócrata, en su primera conmemoración del aniversario como líder de la Casa Blanca.
Acompañado de su esposa Michelle, en un día lluvioso y desapacible, Obama, que declaró la jornada Día Nacional del Servicio y el Recuerdo, instó a conmemorar el aniversario con homenajes «al verdadero espíritu de ese día».
«No a la capacidad humana para el mal, sino a la capacidad humana para el bien. No al impulso para destruir, sino para salvar, servir y construir», indicó, al pedir a los ciudadanos que se movilicen para servir a nuestras comunidades, fortalecer el país y mejorar el mundo. «Ésta puede ser la mejor lección de este día, el mayor rechazo a quienes nos atacaron, el mayor tributo a quienes nos fueron arrebatados: que ese sentimiento de servicio no sea un momento pasajero. Puede ser una virtud duradera», exhortó.
Al recordar a las víctimas, el dirigente subrayó que «una vez más nos detenemos y volvemos a rezar como una nación».
En la ceremonia, Obama y su esposa, en presencia de cerca de 500 participantes, depositaron en silencio una corona de flores en el área del Pentágono que homenajea a las 184 víctimas del atentado contra el Departamento de Defensa aquel 11 de septiembre de 2001.
Al concluir la ofrenda, el presidente y la primera dama, junto al secretario de Defensa, Robert Gates, se reunieron con familiares de las víctimas del atentado contra el Pentágono.
El dirigente norteamericano comenzó las conmemoraciones de los atentados que mataron a casi 3.000 personas con un minuto de silencio en los jardines de la Casa Blanca a las 08,46 hora local, el momento exacto en el que el primer avión secuestrado por los terroristas de la red internacional Al Qaeda impactó contra una de las Torres Gemelas en Nueva York.
Aproximadamente unos 150 funcionarios de la Casa Blanca acompañaron al presidente y a su esposa en ese homenaje, con la mano sobre el corazón, mientras una banda de la Infantería de Marines interpretaba el toque de silencio con la bandera estadounidense a media asta.
Mientras el mandatario se desplazaba al Pentágono, su vicepresidente, Joe Biden, y la esposa de éste, Jill, participaban en Nueva York en la ceremonia oficial que se celebró en la llamada Zona cero.
Biden también depositó una corona de flores en el monumento de homenaje a las víctimas en el solar que ocuparon las Torres Gemelas y fue una de las personas que leyeron los nombres de los fallecidos, una parte de la ceremonia que se ha convertido en un ritual anual.
Mientras, los estadounidenses se levantaron ayer con un mensaje publicado en la primera página del diario neoyorquino Daily News, donde el presidente aseguraba que «todos somos neoyorquinos» y los atentados «siempre los llevaremos clavados en la conciencia del país».
La nota curiosa del día se produjo durante el regreso de Obama a la Casa Blanca desde el Pentágono, cuando la alarma cundió entre los presentes por un ejercicio de entrenamiento de la Guardia Costera en el río Potomac.
Algunos medios, como la cadena CNN, retransmitieron durante unos minutos imágenes de una barcaza «sospechosa» en el río, rodeada por las unidades de la Guardia Costera, que, según dijeron, habría realizado varias rondas de disparos.
Las autoridades se apresuraron a desmentir que fuera una amenaza real y adelantaron que era un simulacro de entrenamiento, en el que no hubo disparos.
