Set ball superado tras muerte súbita. Una medida temporal acordada en el Congreso una hora antes de que expirara el plazo para aprobar un presupuesto federal logró evitar la paralización, a partir de la medianoche de ayer -en España-, de las actividades administrativas del Gobierno de EEUU.
«En nombre de todos los ciudadanos, hemos llegado a un pacto para evitar la paralización del Gobierno», anunció un extenuado presidente Barack Obama, en una declaración televisada desde la Casa Blanca.
Minutos antes, el líder de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, había comparecido ante los medios para anunciar un acuerdo que aplazará los fondos actuales hasta el próximo jueves a medianoche.
La nueva prórroga es un mero mecanismo para dar tiempo al Congreso de redactar y votar, de aquí a cuatro días, una medida que cubra los seis meses que restan de este ejercicio, y sobre la que ya existe un acuerdo verbal. A la vista de los acontecimientos, Obama procedió a ejecutar el trámite de promulgar la ley de gastos.
Según fuentes legislativas, el presupuesto que se apruebe en los próximos días llevará incorporado un paquete de recortes de 38.500 millones de dólares, una cifra más cercana a la impulsada por los conservadores que a los 33.000 millones propuestos por los demócratas en las negociaciones de las últimas semanas.
«dolorosos». «La alianza es sobre una partida que invierte en nuestro futuro, al tiempo que hace los mayores recortes anuales de gasto de nuestra Historia», recalcó Obama, que reconoció que algunos de los tijeretazos «serán dolorosos», ya que afectarán a «programas en los que la gente confía» y a «infraestructuras que son necesarias», y «no se habrían hecho en mejores circunstancias», pero es hora de que el país comience «a vivir dentro de nuestras posibilidades». El cinturón fue apretado de inmediato, con 2.000 millones de dólares.
El anuncio estuvo precedido de un día de intensas negociaciones, y de llamadas telefónicas de Obama a Boehner y al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid. Con ambos se reunió hasta en cuatro ocasiones en los últimos tres días.
Aunque a lo largo de la noche del jueves los equipos negociadores habían informado de una cierta aproximación de posturas, los desacuerdos persistían, y todo apuntaba a un inevitable cierre de la Administración.
Finalmente, se desbloquearon las negociaciones: entre otras concesiones, los demócratas aceptaron someter a voto en el Senado la revocación de la reforma sanitaria de 2010. A cambio, los republicanos retiraron de la mesa los recortes a los centros de planificación familiar.
