Era un secreto a voces, pero, a pesar de ello, el presidente de Estados Unidos apuntó ayer a la célula terrorista internacional Al Qaeda en la Península Arábiga como presunta organizadora del atentado frustrado del pasado 25 de diciembre contra el vuelo 253 de Northwest Delta Airlines perpetrado por el nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab, y que ha llevado a la Administración norteamericana a revisar su sistema de vigilancia de terroristas.
Barack Obama indicó que la célula regional de la organización dirigida por Osama bin Laden proporcionó al atacante los explosivos y los conocimientos necesarios para ejecutar el atentado contra el avión. Abdulmutallab, estudiante de 23 años, fue reducido por la tripulación y por los pasajeros mientras intentaba activar un artefacto durante la aproximación del aparato, con 278 personas a bordo, al aeropuerto de Detroit.
«Sabemos que viajó a Yemen, donde parece que se unió a un afiliado a un grupo llamado Al Qaeda en la Península Arábiga, que le entrenó, le equipó con explosivos y le ordenó que atacara ese avión que se dirigía a EEUU», según informó el líder demócrata en su discurso semanal.
El detenido había atravesado con éxito todas las medidas de cotrol de los aeropuertos y, a pesar de que figuraba en una lista de asociados con actividades terroristas, disponía de permiso para embarcar en vuelos internacionales.
En este sentido, el inquilino de la Casa Blanca aseguró que ha asignado a su asesor en la lucha antiterrorista y de seguridad interior, John Brennan, la tarea de confirmar toda la información relativa a la revisión del sistema de vigilancia terrorista y de las medidas de control aéreo para el acceso de pasajeros a los aparatos. Estas diligencias serán concretadas en una recomendación final que el presidente espera recibir «en los próximos días».
Obama también sostuvo que su Gobierno ha consolidado las relaciones bilaterales con las autoridades yemeníes para ejercer «presión incesante sobre los extremistas», dentro de una extensa estrategia en la lucha contra el terrorismo en la región con el «asequible» objetivo de desmantelar y derrotar a Al Qaeda y sus operaciones desde el este de África hasta el Sudeste asiático.
Precisamente, las autoridades yemeníes han reforzado la seguridad en la zona costera tras las últimas amenazas lanzadas desde Somalia por un grupo vinculado a la red de Bin Laden.
El aviso fue realizado por el portavoz del entramado radical Al Shabab, Mujtar Robow, quien indicó el pasado viernes que esa milicia enviará combatientes a Yemen para apoyar a los militantes de Al Qaeda en ese territorio.
A partir de este anuncio, las autoridades reforzaron su dispositivo en las costas del Golfo de Adén que están situadas frente a Somalia para evitar posibles infiltraciones de combatientes.
iniciativas CAUTELARES. Las medidas incluyen el registro de los barcos sospechosos que operan en las aguas próximas a Yemen y el envío de nuevas tropas para reforzar las dotaciones militares.
El ministro de Exteriores del país arábigo, Abu Bark al Qirbi, criticó las amenazas lanzadas por Al Shabab, que lucha contra el Gobierno prooocidental de Mogadiscio, y también a quienes intentan exportar el terrorismo a otras naciones. «Yemen nunca aceptará terroristas o combatientes islámicos en su territorio, y se hará cargo de ellos», afirmó el funcionario.
La zona se ha convertido en la base de operaciones de Al Qaeda en la Península Arábiga. En las últimas semanas sus reductos han sido objetivo de duros ataques de las Fuerzas Armadas locales, que han contado con ayuda de EEUU.
El viernes, el presidente Ali Abdulá Saleh pidió a los jóvenes de su país que desoigan las llamadas de la red criminal y vuelvan «al rumbo correcto y acertado.
Por otra parte, el Gobierno de Saná acogió con beneplácito la propuesta hecha por el primer ministro británico, Gordon Brown, para celebrar una cumbre sobre la radicalización islamista en Yemen el 28 de enero, en Londres.
