¿Tranquilidad, relax o armonía tras los duros meses de batalla electoral? El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tendrá que renunciar a ello por ahora, pues las preocupaciones por los cargos que tiene que nombrar están causando verdaderos quebraderos de cabeza al mandatario apenas tres semanas después de haber ganado los comicios. Tiene que encontrar rápido un recambio para puestos clave del Gabinete. El exjefe de la CIA, David Petraeus, se descartó al hacerse pública una relación extramatrimonial. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ha expresado su deseo de regresar con su familia a Nueva York, y su mano derecha, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quiere cerrar el capítulo de la política exterior de la potencia mundial. Sin embargo, el líder demócrata no ha dado indicio alguno de poner en marcha la rueda de las designaciones.
Los republicanos, en la oposición, se han recuperado rápidamente de la inesperada derrota de su candidato, Mitt Romney, para seguir haciendo difícil la vida del mandatario en la medida de sus capacidades. Le han dejado claro que quieren tener voto en la política de personal de la Casa Blanca y dieron un ejemplo de ello, precisamente, con una de las amigas del presidente, la embajadora de EEUU ante la ONU, Susan Rice.
Desde que esta mujer, de 48 años, se encuentra en la capital estadounidense, donde se considera que es la candidata que Obama desearía ver al frente del Departamento de Estado, los conservadores no han dejado de atacarla. El Senado tendría que aprobar su designación, pero se desconoce cuándo se atreverá el jefe del Ejecutivo a nombrarla. La Casa Blanca guarda silencio al respecto, pero esta semana las posibilidades de lograr el cargo han caído en picado.
Rice se reunió con senadores republicanos influyentes en Washington como si ella misma tuviera que apartar los obstáculos para poder dar el gran salto en su carrera profesional. Muchos la acusan de haber encubierto en septiembre, en una entrevista de televisión, que la muerte del embajador estadounidense en Libia se trató de un ataque terrorista. De aquel modo pretendía apoyar las aspiraciones electorales de Obama, dicen sus detractores.
Rice depende del voto de un puñado de conservadores para que su nombre se confirme en el Congreso, donde la pequeña mayoría de los demócratas no es suficiente. Obama la respalda siempre que puede: «Susan Rice es extraordinaria», aseveró. «No podría sentirme más orgulloso del trabajo que ha realizado», agregó el dirigente.
Pero está por ver si Obama realmente se puede permitir y quiere enzarzarse en una batalla por los nuevos nombramientos. Después de todo, tiene otro frente que solucionar rápidamente: debe llegar a un acuerdo con los republicanos en matería de política fiscal y presupuestaria.
Y se están haciendo escuchar algunas voces que proponen que, para calmar las aguas, se nombre a John Kerry. El candidato demócrata a la Presidencia del país en 2004 goza de un gran reconocimiento entre los conservadores.
Clinton lanza un recado a Israel.- La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, exhortó ayer al Gobierno de Benjamin Netanyahu a que tienda la mano a la Autoridad Nacional Palestina para que vuelva a la mesa de negociaciones, porque «es el único camino hacia el Estado independiente que merecen».
«Israel necesita ayudar a aquellos que están comprometidos con la paz para su pueblo», explicó la política, que reincidió en que Israel debe apoyar al sector árabe «mayoritariamente laico».
Pero Clinton también dedicó duras críticas al Ejecutivo de Ramala. «Abu Mazen ha dado un paso en la dirección equivocada esta semana. Nos oponemos a la resolución de la ONU», aseguró.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, reiteró su total apoyo al Gobierno hebreo después de que su país decidiera abstenerse en la votación de esta semana sobre el reconocimiento de Palestina.
