El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, buscó ayer tender lazos hacia Rusia, un país con el que quiere estrechar la cooperación en ámbitos como la lucha contra la proliferación nuclear y al que quiere ver «fuerte, pacífico y próspero».
El inquilino de la Casa Blanca lanzó ese mensaje en un discurso en la Nueva Escuela de Economía de Moscú, donde subrayó que los dos países comparten «intereses comunes» que pueden suponer la base para la cooperación. Entre ellos, enumeró la lucha contra la amenaza atómica y opinó que ni Rusia ni EEUU se beneficiarían de una carrera de armamento en Asia u Oriente Próximo.
«Debemos estar unidos para oponernos a los esfuerzos de Corea del Norte por convertirse en una potencia nuclear e impedir que Irán se haga con un arma prohibida», explicó.
«Si desaparece la amenaza del programa atómico y de los misiles balísticos iraníes», indicó, «también desaparecerá la razón para crear un sistema de defensa en Europa», que es el principal escollo en las relaciones entre Washington y Moscú.
El demócrata lanzó, asimismo, un llamamiento a la colaboración contra los extremistas violentos y en temas económicos, donde aseguró que «ningún país por sí solo puede ser el único motor del crecimiento global».
En una aparente alusión al recorte gradual de las libertades en Rusia en los últimos años, alabó el poder de los medios de comunicación independientes, que en Estados Unidos «han denunciado corrupción a todos los niveles», o la igualdad ante la Justicia, que «ha derruido monopolios y puesto fin a abusos de poder».
«Los Gobiernos que actúan en favor de su pueblo sobreviven y prosperan, los que solo se sirven a sí mismos, no», destacó Obama, que subrayó que su Ejecutivo «no buscará imponer ningún sistema político en ningún otro territorio, ni intentaremos elegir qué partido o individuo debe estar al frente de un Estado».
Por la misma razón, todos los Estados deben tener derecho a contar con fronteras seguras y a seguir su propia política exterior, dijo, en una alusión específica a Georgia y Ucrania, dos países de la antigua Unión Soviética que quieren ingresar en la OTAN, pese a la oposición rusa.
Antes de su discurso, Obama se había reunido durante dos horas con el primer ministro, Vladímir Putin, con el que estableció «una buena relación».
Fue la primera ocasión en que se encontraron los dos políticos y estuvo precedida de una cierta polémica, después de que la semana pasada Obama declarara que el premier ruso, que tras dejar la Presidencia el año pasado aún conserva buena parte del poder, mantenía «un pie en el pasado y otro en el futuro».
Tras el encuentro de ayer, según varios altos funcionarios, el afroamericano está ahora convencido de que «el primer ministro es un hombre de hoy y tiene la mirada fija en el futuro».
Ambos abordaron amenazas comunes, en particular el terrorismo y las armas de destrucción masiva, así como el cambio climático y la seguridad energética.
Las áreas de desacuerdo en la relación también salieron a relucir, en especial el escudo de defensa antimisiles que EEUU quiere levantar en Europa del Este.
Obama volvió a reunirse tras el almuerzo con el presidente, Dimitri Medvédev, con quien ya estuvo el lunes, y con el que conversó sobre asuntos como el cambio climático, la energía o Irán.
Junto con Medvédev, el dirigente estadounidense se desplazó a un encuentro con empresarios rusos, en el que el líder del Kremlin aseguró que su país no renunciará al ingreso en la Organización Mundial de Comercio (OMC), pese a los planes de forjar una unión aduanera con las vecinas Bielorrusia y Kazajistán.
El inquilino de la Casa Blanca concluyó la jornada con una reunión con líderes de la oposición rusa, a los que explicó que «aún tenemos mucho trabajo pendiente en nuestra propia democracia, pero compartimos valores comunes y el interés en crear una cultura fuerte basada en los principios en nuestros dos países».
