Consciente de la importancia del voto latino, y más teniendo en cuenta los detractores que se ha ganado su rival en la carrera a la Casa Blanca dentro de esa comunidad, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, admitió ayer su fracaso en su intento por sacar adelante una modificación de la ley migratoria, tal y como prometió en la campaña electoral de 2008, un revés del que, además, culpó a los republicanos. Eso sí, también se comprometió firmemente a subsanar su error si gana los comicios presidenciales del próximo 6 de noviembre.
«Mi gran fallo, sin duda, ha sido no llevar a cabo una profunda reforma de esta normativa, pero prometo seguir trabajando en ello para que cada ciudadano en Estados Unidos pueda cumplir el sueño americano», aseveró en una entrevista a la cadena hispana Univisión.
Para conseguirlo, consideró que la presión de la opinión pública es un factor determinante. «No se puede cambiar el Congreso desde dentro, pero se puede modificar desde fuera, así es como conseguimos la reforma sanitaria, porque movilizamos al pueblo estadounidense, le hicimos hablar», sostuvo.
El inquilino de la Casa Blanca explicó que no ha podido sacar adelante su promesa con el colectivo extranjero debido a la fuerte oposición del Partido Republicano, que ostenta la mayoría en la Cámara de Representantes y posee un gran número de escaños en el Senado, pese a la mayoría demócrata.
«Quiero decir que no ha sido por falta de determinación o de ganas, sino, obviamente, porque hemos sido incapaces de cambiar la opinión contraria del Congreso. Conseguimos el apoyo de 20 legisladores republicanos, pero nos faltó uno para sacar adelante la reforma», incidió.
Sin embargo, los entrevistadores le recordaron que, hasta las elecciones legislativas de 2010, el Partido Demócrata controlaba las dos cámaras del Congreso, por lo que podría haber aprobado la modificación en sus dos primeros años de mandato. En respuesta, Obama indicó que en ese período estuvo centrado en superar la crisis económica y apuntó que no se esperaba que en ese tiempo «los republicanos que habían apoyado la modificación, de repente se distanciaran». «Asumo la responsabilidad por haber sido un ingenuo», insistió.
Por su parte, el candidato conservador, Mitt Romney, ya criticó a su oponente por admitir este fracaso. «El presidente ha vuelto a blandir la bandera de la derrota. Antes su lema era: Sí, podemos, ahora es: No, no podemos», sostuvo.
La política migratoria es uno de los principales puntos de confrontación entre ambos aspirantes. Desde el bando republicano, muchos han abogado por endurecer las leyes migratorias, como en Arizona, donde se aprobó una norma para permitir que las Fuerzas de Seguridad exigieran identificarse a cualquier persona sospechosa de residir ilegalmente en el país.
