Los resultados de las elecciones municipales del 28 M son contundentes. En los 8.000 municipios la respuesta ha sido rotunda. Las alcaldías son los gobiernos más próximas a los ciudadanos, donde mejor se percibe la acción administrativa. Por eso, en conjunto la respuesta tiene más valor y es más duradera. Con este resultado, ¿qué se puede deducir? Primero, que la voz del pueblo ha resonado con fuerza a favor del Partido Popular. En segundo lugar, que Vox se ha incorporado a muchos ayuntamientos. En tercer lugar, que Podemos ha sido rechazado por las urnas de las corporaciones municipales. Por último y más notorio, que la del 28M ha sido la sexta derrota de Sánchez, en tres años. Así que, una vez, medido, calculado y pesado, el socialismo sanchista, ha sido hallado falto de peso. A pesar de sus nefastas alianzas de ultraizquierda, que han resultado ser un gran lastre.
La nueva perspectiva política, permite intuir el futuro electoral de las generales. Muchos politólogos aseguran la salida de Sánchez de la Moncloa. A pesar de los múltiples intentos de deslegitimar a la oposición, incluso de las amenazas y maniobras que marcan la trayectoria del socialismo podemita. Es patente el hartazgo generalizado que sufre la ciudadanía por las medidas arbitrarias del gobierno, su irritante opacidad con la adjudicación de las ayudas económicas de Bruselas (ocultadas incluso a la comisaria europea). La abusiva subida de impuestos a cuenta de la ideología climática, etc.
En cuanto a la política local, en Segovia, después de 20 años de alcaldías socialistas, el horizonte se despeja. El merecido triunfo del candidato del PP, José Mazarías, avalado por su solvencia como Subdelegado territorial de Castilla y León. Los 12 escaños conseguidos en las urnas le permitirían gobernar con Vox o con Ciudadanos. También en solitario con apoyos puntuales, como partido más votado. Lo que parece evidente, es que teniendo en cuenta la respuesta mayoritaria en el resto de España y el fuerte cambio que se ha dado en Segovia, tenemos dibujado un prometedor horizonte político que pide trazar un nuevo rumbo en la administración de la ciudad. Un rumbo bien definido, que se emprenda con decisión en la realización de proyectos y compromisos electorales. Sin ataduras ni imposiciones externas y menos de coacciones ideológicas estériles dictadas por la izquierda fracasada. Aún resuenan los proyectos y promesas de campaña que esperan su realización. Proyectos ya incoados, como la ampliación del Hospital General. La gente tiene ganas de ver resultados, sobre todo, después de la inacción y ocultación tenebrosa del anterior gobierno. Debe quedar claro que ahora gobierna otro partido, con otro rumbo.
