El presidente de Siria, Bashar al Asad, no se rinde y continúa manchándose las manos de sangre. Y es que entre 370 y 440 personas perdieron la vida ayer en varios puntos del país a causa de los combates entre el Ejército nacional y los rebeldes, según informaron varios grupos de activistas.
Los Comités de Coordinación Local (CCL), una organización radicada en el país asiático, denunció la muerte de 440 personas, de las cuales 310 se habrían producido en Damasco y en los barrios periféricos, incluido Dayara, donde fallecieron más de 250 ciudadanos en los últimos días tras la ofensiva del Ejército de Al Asad.
Asimismo, otras 40 habrían perecido en la provincia de Alepo, en el noroeste del Estado, y 28 más en Deir al Zor, en el este, una de las escasas regiones dominadas por los rebeldes.
De confirmarse las cifras, ésta sería la jornada más sangrienta desde que en marzo del pasado año comenzaran los levantamientos contra el régimen del mandatario sirio.
Por otra parte, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, cuya base se encuentra en el Reino Unido, denunció la muerte de 370 sirios, de los cuales 174 serían civiles, 21 miembros del Ejército Libre Sirio (ELS) y «no menos de 39 integrantes de las Fuerzas de Seguridad». Esta organización rebaja a 186 los muertos en el barrio periférico damasceno de Dareya, de los cuales 120 aún no han podido ser identificados.
En total, Naciones Unidas estima que más de 18.000 personas han perdido la vida, fruto de la represión y los combates entre el ELS y el Ejército nacional en los 18 meses de revueltas. No obstante, la oposición eleva dicho balance mortal por encima de las 20.000 víctimas.
En estas muertes, cabe destacar el fallecimiento del jefe de la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea, el teniente Jamil Hassan, que fue asesinado en su oficina de Damasco por uno de sus asesores.
La televisión panárabe Al Arabiya también indicó que, según fuentes del ELS, el jefe de la séptima división del Ejército sirio, el general de brigada Mohamed Musa al Jayrat, «ha desertado y huido a Jordania».
Jayrat, que se marchó junto a ocho familiares y, al parecer, llegó al Estado vecino el pasado viernes, es el segundo general de brigada que retira su apoyo al régimen de Al Asad. El Ejército Libre Sirio afirmó que ese mismo día entraron en el país vecino otros 19 militares que habían abandonado, entre ellos, un teniente y dos coroneles, y que en los últimos tres días había ayudado a cruzar la frontera a 49 oficiales desertores.
Samih al Muattiya, portavoz del Gobierno jordano, indicó que cada día llegan en su Estado cientos de refugiados, incluidos militares. Sin embargo, precisó que estos últimos suelen cruzar la frontera solos, no dentro de unidades de varios miembros.
Según la oposición siria, en Jordania han entrado unos 1.000 soldados que han abandonado las Fuerzas Armadas.
