Sobre el mito del Ave Fénix existen muchas historias. Les describo una. En el Edén originario, debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro, de bello plumaje y un canto incomparable, siendo el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un querubín, y el pájaro ardió al instante. La historia es mucho más larga, pues el Ave renació tras el fuego y…
Trato de unir aquello con nuestro Jardín Botánico, lugar idílico para dejar pasar el tiempo y del que les cuento ‘trocitos’ de historia acumulada.
Su origen, siglo XVIII, se debe a iniciativa de la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País. Los terrenos fueron cedidos por la Ciudad a la referida Sociedad, a petición de esta, el 4 de junio1783, en zona que entonces se encontraba totalmente despoblada. Era un extenso campo, donde solo estaba construida la iglesia de Santo Tomás, del siglo XIII.
El acondicionamiento de la parcela, cerramiento, movimiento de tierras y agua necesaria, supuso un gasto a la Económica muy cercano a los 30.000 reales. Lo dejó ‘anotado’ Vicente Alcalá-Galiano, secretario que fue de la referida Sociedad en su primera ‘vida’ (1780-1819).
Objetivo de la Económica sobre el lugar: fomentar el plantío de árboles y establecer un vivero, de donde se pudiera sacar y repartir gratuitamente a los propietarios de tierras los árboles que quieran’. Sin olvidar la necesidad existente in illo tempore de cultivar hierbas medicinales que no había en la ciudad. Debido a esa ausencia, tanto físicos como médicos se lo habían pedido al Ayuntamiento, ‘pues las tenemos que comprar en Madrid’.
Curioso. En el año 1896 el concejal Francisco Corsi, presenta moción para cultivar ‘plantas medicinales para recetas de la Beneficencia’. El informe encontró la negativa de Marcelo Lainez, responsable municipal de arbolado.
El jardín, que tiene una extensión de 6.000 m2, se ubica en el ‘epicentro’ de las calles Jardín Botánico, Morillo (domicilio de El Adelantado), Ramón y Cajal y Santo Tomás. Una vez desaparecida la Sociedad, el lugar revierte al Ayuntamiento, que no sabe qué hacer con él. Su pervivencia –para los fines que fue creado–, estaba amenazada.
Hubo un intento, a través de las leyes desamortizadoras de sacar a subasta el espacio. Pero ahí los representantes de la Ciudad ‘anduvieron’ listos y consiguieron que el lugar no fuera mal vendido por mal subastado.
Dado que el paraje, bien situado en lo que se pretendía que fuera el desarrollo de esa zona, era ‘goloso’, pronto comenzaron a ‘llover’ peticiones de lo más diverso:
Año 1941. Religiosas Marianistas de la enseñanza lo quieren para la construcción de un centro docente.
Año 1962. El Ayuntamiento estudia el expediente para la construcción de un Velódromo, a petición de la Sociedad Ciclista Segoviana. El informe del Arquitecto Municipal es negativo. El propio Ayuntamiento, ese mismo año, inicia trámites para la construcción de un polideportivo municipal.
Año 1964/65. La Obra Sindical Educación y Descanso lo quiere para construir un frontón cubierto y luego para construir viviendas sociales. Petición que también realizó la Diputación Provincial. En esos mismos años se inicia un nuevo proyecto para la construcción de dos piscinas y expediente para la explotación de un bar-restaurante…
La rehabilitación del lugar llegó con el proyecto del arquitecto Federico Coullaut Varela, en 1992. La restauración fue dirigida por dos extraordinarios técnicos (funcionarios municipales), comprometidos con el medio ambiente, los ingenieros: Leopoldo Yoldi y Felipe Arroyo.
El lugar, que define toda una explosión de belleza armónica, fue diseñado por el Licenciado en Bellas Artes, segoviano de nacimiento, Mariano Carabias (1).
Quién al lugar llega por vez primera se encontrará –sorprendido-, con más de 70 árboles diferentes… peral, magnolio, jabonero de China, acacia de Japón, ciprés de Leyland, olmo de Siberia, árbol del Amor, madroño, acebo…y cientos de plantas, habitantes permanentes del lugar.
También hay, bien lo conocen los peques que la disfrutan, una noria, diseño de Jorge Soler y José Mª Izaga. En el mismo lugar que la actual, hubo otra realizada en 1995 (de madera) por alumnos y profesores del Instituto ‘Ezequiel González’. Esta, después, fue trasladada, tras su restauración, al paraje ‘Huerta del Baño’ en San Lorenzo.
(1) Entre 1994 y 1995 diseña y realiza junto a Rafael Lorenzo Tardón los murales cerámicos y esgrafiados del referido lugar. Posteriormente lleva Carabias los trabajos de renovación y restauración de los esgrafiados y cerámicas de los actuales murales del jardín.
