La Comisión Europea aprobó recientemente poner la energía nuclear al mismo nivel que la energía eólica o solar. Es decir, al nivel de tecnologías no emisoras de gases de efecto invernadero, por lo que se considerarán verdes todas las centrales nucleares que cuenten con un permiso de construcción antes de 2045 y que presenten garantías al tratar los residuos radiactivos. Es una buena noticia que la Comisión Europea haya aprobado la etiqueta de “verde” y “sostenible” a la energía nuclear colocándose al lado de países como Francia y desoyendo a países como España que abogaban porque la Unión Europea únicamente considerara verdes a las renovables.
Posiblemente tenga mucho que ver con el relanzamiento de la energía nuclear la dependencia rusa y el hecho que la U.E. haya importado más del 60% de su energía en 2019. Lo que es evidente es que la energía nuclear reduciría la dependencia del gas y del petróleo. Por tanto, es de suponer que el futuro estará en la energía nuclear y las renovables, y si así fuera, deberíamos adecuarnos a ello.
Fue una desgracia que el gobierno del PSOE decretase en 1984 la desdichada “moratoria nuclear”, que produjo la paralización de Lemóniz I y II así como los proyectos de otras centrales nucleares. La paralización de Lemóniz fue una victoria para la banda ETA y una derrota para el futuro energético de España. Los atentados de ETA a los reactores, al puesto de la Guardia Civil que vigilaba las obras de la central, las bombas en los comedores de la empresa constructora y el secuestro y posterior asesinato del ingeniero jefe José María Ryan, hicieron que el proyecto nuclear español descarrilase sin remedio. El gobierno cedió y fue muy humillante para los españoles ver cómo todo un gobierno perdía una batalla frente al terror. Si hubiésemos construido las centrales proyectadas, hoy seríamos mucho más independientes desde el punto de vista energético. Creo que ahora no se explican las cosas como se debiera y los jóvenes no son conscientes de los momentos tan difíciles que pasamos por culpa de la banda terrorista ETA, a quien ahora quieren blanquear de una manera vergonzosa.
Entiendo que la mayoría de los españoles sabe que la moratoria nuclear es la suspensión “sine die” de la construcción de nuevas centrales nucleares. Pero lo que quizás ya no recuerden es que la compensación que dio el gobierno a las compañías eléctricas por las obras emprendidas y las inversiones hechas, salió del bolsillo de todos los españoles a través de un porcentaje en la factura eléctrica que pagaron todas las familias durante 15 años, con un coste aproximado para cada familia entre 400 y 500 euros.
También es cierto que el Gobierno y las compañías eléctricas pactaron en 2019 un calendario de cierre progresivo de todas las centrales entre 2017 y 2035, lo que producirá un apagón nuclear en España. Pero viendo las actuales circunstancias producidas por el autócrata Putin, no creo que se produzca ese apagón porque la propia sociedad va a comprender la necesidad de una mayor independencia energética, lo que sumado al alza de los precios, obligará al gobierno a tomar decisiones al respecto. Y si la izquierda ha pasado de “Otan, de entrada no”, a de salida ni hablemos, también puede evolucionar poco a poco de “Nucleares, no gracias”, a “sí por favor”. Ya veremos.
La verdad es que cuando se habla de energía nuclear se oye de todo. Pero la realidad es que en España tenemos un extraordinario proyecto para construir un A.T.C. y un Centro Tecnológico pionero en tecnología nuclear, que la demagogia y el miedo que provocan algunos que hablan de oídas, hace que sigamos sin bajar de las musas al teatro. Mientras tanto, llevamos años pagando a los franceses 75.000 euros diarios por gestionar nuestros residuos; y todo por nuestra incapacidad de superar nuestras contradicciones, porque produce gran frustración el hecho de que una magnífica empresa pública como ENRESA tenga dinero suficiente pudriéndose en su cuenta corriente en vez de invertirlo en la construcción de esas infraestructuras tan necesarias. Pero esa es otra historia que algún día habrá que encarar
