La decisión del nombre para un hijo que va a nacer se vive como un momento emocionante e íntimo. No es una simple elección de la palabra con la que se identificará al niño. Es mucho más que eso.
La familia siente que ese nombre formará parte de la identidad de ese niño y que incidirá en la sinergia familiar. Muchas veces el nombre elegido es una manifestación de deseo de cómo la familia quiere que sea su hijo.
En muchos hogares, el proceso de elección del nombre comienza muy temprano. Desde que se conoce el embarazo se siente la necesidad de ponerle nombre a ese hijo que ya está en la familia.
Se consideran nombres de santos, de científicos, de deportistas famosos, de protagonistas de películas o de novelas y hasta de cantantes reconocidos. El entorno social pesa.
En algunos casos las tradiciones familiares determinan el nombre, especialmente cuando la elección se vuelve asunto de todos los integrantes de la familia. Por ejemplo, los varones de todas las generaciones tienen nombres con determinadas iniciales, o el primer nombre de las niñas siempre es “María”.
Sin embargo, cada vez son más los padres que se rebelan a estas costumbres, que buscan la originalidad y que piensan en nombres más modernos.
La originalidad y la exclusividad son criterios muy actuales
Los cambios culturales y sociales han impactado en la elección de los nombres de los niños. De la misma manera que las generaciones jóvenes reniegan de muchas tradiciones y no las siguen, así también se están dejando de lado las historias familiares para ponerles nombre a los niños.
Los padres jóvenes prefieren nombres tan originales que resultan desconocidos. Sienten que un nombre exclusivo aporta personalidad y singularidad al niño, y evita que se pierda en la masa del entorno. La rareza se ha convertido en un criterio importante en la elección de los nombres.
Poco a poco, la sociedad española ha ido incorporando nombres procedentes de otras lenguas o de otras regiones.
¿Qué dicen las estadísticas acerca de los nombres de los niños en España?
Los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística son interesantes para los estudiosos de los nombres de la gente en España. También pueden ser útiles para los padres que buscan nombres muy originales o, al contrario, los más populares.
Hay hechos curiosos. La información del INE muestra que en España existen nombres tan poco frecuentes que solo los llevan unas veinte personas en todo el país.
El organismo considera que un nombre es poco común cuando no supera las veinte personas registradas con él. Ejemplo destacado actual es Etan, con el que se han registrado tan solo 22 niños en toda España.
Si se piensa que en los registros del país se han inscripto más de 42 millones de españoles, según datos de octubre de 2025, se toma conciencia del verdadero sentido de esa exclusividad.
Edan: el nombre de los exclusivos
Cuando un nombre aparece en el panorama de la vida de las personas, la curiosidad se despierta. Empiezan las preguntas de qué significa, de dónde procede, por qué le pusieron así.
Esto es lo que ocurre cuando se descubre que hay gente que se llama “Edan”. Y, por supuesto, el nombre ha sido investigado.
Edan es un nombre que tiene raíces en las tradiciones celtas. Su significado se asocia con el fuego, con una llama ardiente. Por tanto, se interpreta como propio una personalidad luminosa, poderosa y con gran energía vital.
Es un nombre poco extendido incluso en Escocia, en donde está su origen. Ha llegado a España de forma muy discreta, y, parece, que en su esencia está esa exclusividad y rareza que muchos padres eligen para sus hijos. Polo y Tesa son también del grupo de los exclusivos.
En conjunto, los datos del INE muestran un mapa muy diverso: desde nombres tradicionales que siguen siendo mayoritarios hasta otros prácticamente únicos, que destacan por su singularidad dentro del panorama español.
