Cuenta Paco Paricio, director de la compañía Titiriteros de Binéfar (Huesca) y uno de sus fundadores, que han formado parte del programa de Titirimundi en unas veinte ocasiones. “Por el año 90 ya estábamos por aquí”, asegura y eso la convierte, por méritos propios, en uno de los clásicos del festival.
La compañía, que ha actuado por todo el mundo —desde el Museo de Guggenheim de New York a las fabelas de Sao Paulo, desde el Festival de Cannes a las cárceles y psiquiátricos de Lleida, Zaragoza y Huesca—, tiene 17 integrantes y varios espectáculos en cartel por distintos puntos de España. A Segovia han llegado algunos con tres espectáculos: Dragoncio (que han representado ya en algunos pueblos y en Medina del Campo), ‘No nos moverán’ y un pasacalles medieval.
El domingo y el lunes serán una de las principales atracciones de la mañana, en plena plaza de San Martín (también el martes por la tarde), con el espectáculo ‘No nos moverán’, donde títeres y música se unen y donde el público participa activamente cantando piezas del acervo popular: ‘No nos moverán’, ‘Antón pirulero’, ‘Luna lunera cascabelera’…
Cuenta la historia de unos jóvenes hippies que decidieron ir a vivir a un pequeño pueblo abandonado, las dificultades que tuvieron y como las superaron. Los títeres están hechos a partir de objetos cotidianos: coladores, sartenes, cucharas y aperos que cobran vida y se convierten en los personajes.
Paricio ha visitado EL ADELANTADO acompañado por otros dos integrantes de la compañía, Ángel Vergara y “una joven promesa”, Mónica Cordomí. Sus montajes destacan porque les gusta practicar una “doble lectura”, de manera que los niños disfruten pero que también haya una lectura un poco más profunda para que los adultos se sientan atrapados por la historia, se sientan interesados por ella y no meros acompañantes. Es un reto que asumen con gusto y que, después de más de tres décadas recorriendo ciudades y pueblos, puede considerarse una fórmula de éxito. Vergara cita una máxima de su teatro de títeres: “es para niños inteligentes y para adultos con espíritu de niños”. Por su parte, Cordomí, que lleva un mes con Titiriteros de Binéfar, asegura que se ha sentido muy atraída por los espectáculos y disfruta mucho con ellos.
En cuanto a Titirimundi, Paricio dice que consigue “catalizar la energía de la ciudad, del público” y es algo que aprecian los titiriteros que pasan por el festival. Además, para ellos es también un lugar de encuentro entre compañías, en ese ambiente “entre bambalinas” que es uno de los logros del evento segoviano.