El camino del aprendizaje suele ser costoso y no exento de sinsabores. Pero en ocasiones, cuando haces las cosas bien y culminas una de las etapas del camino con éxito, te queda el cansancio pero también la sensación de que poco a poco vas aprendiendo las lecciones que la vida se empeña en enseñarte a base de práctica.
El Segosala Naturpellet al que Agustín Pérez ha rejuvenecido tanto que Claudia, Miri o Jimena pasarán a ser veteranas cuando aún no tengan la mayoría de edad, es un equipo al que le encanta jugar. Y eso es extraordinario porque la diversión es la base del deporte, pero cuando llegas a categorías como la Segunda División, en la que pocos conjuntos te regalan algo más que el saludo protocolario, también hay que saber competir. Y en el encuentro que en la tarde de ayer protagonizó el conjunto rojinegro teniendo como oponente al FC Meigas gallego, las ganas de jugar de las segovianas estuvieron a punto de hacerlas perder un partido que si en su décimo minuto hubiese registrado un 4-0 no habría sorprendido a casi nadie, habida cuenta del dominio que ejerció el equipo de casa ante un oponente que no podía (y en ocasiones no quería) salir de su media parcela de la cancha hasta el ecuador de la primera mitad, pero que se le fue complicando de tal manera que acabó pidiendo la hora.
UN COMIENZO FULGURANTE
El Segosala comenzó el encuentro a cien por hora, con una presión insistente sobre la salida del balón del Meigas, que cada vez que tenía la ocasión optaba por salir con los lanzamientos en largo de su guardameta sin éxito, y con aproximaciones más que peligrosas sobre el marco contrario, abriendo el marcador muy pronto tras una acción a balón parado que parecía que iba a salir mal, pero al que un error de la defensa y la presión de dos jugadoras locales convirtieron en bueno, dejando a Sandra en franca posición para superar a Uxía.
La mayoría de las ocasiones fueron locales, pero el cinco para cuatro del rival llevó demasiada incertidumbre
No cejó en su empeño el equipo de casa por aumentar la renta, e hizo bien porque el Meigas se veía en franca inferioridad ante el juego rápido de las segovianas, que a los siete minutos anotaron el 2-0 por medio de Claudia, que transformó una buena dejada de Chivi en el pivote en un golazo con su lanzamiento ajustado al palo.
Pero con el segundo tanto local la velocidad comenzó a confundirse con la prisa. El Segosala comenzó a atropellarse en las acciones, sus jugadoras más hábiles cometieron el error de jugarse en un buen número de ocasiones el uno para uno sin que hubiera una cobertura dispuesta por si las cosas no salían bien y el Meigas, que ni siquiera se había asomado a la portería local en los primeros diez minutos de encuentro, comenzó a respirar a base de contras.
CASTIGANDO LAS PRISAS
En la primera de ellas Navia no llegó al envío de Teresa. Pero en la segunda, habiendo mediado un tiempo muerto de Agustín Pérez (que lo estaba viendo venir…) llegó el 2-1 que apretaba el partido para sorpresa general, castigando así la precipitación de un Segosala que no había entendido lo que le pedía el partido con dos goles de ventaja, que era hacer gala de paciencia esperando a que las rivales fueran a la presión, y no estrellándose una y otra vez con una defensa en quince metros.
Los últimos minutos del primer tiempo volvieron a tener claro color segoviano, y tanto Chivi como Claudia pudieron volver a colocar los tres goles de renta. Pero el larguero en el caso de la capitana, y la portera Uxía a lanzamiento de Claudia, evitaron el 3-1 y dejaron el partido abierto para la segunda parte.
Quiso el Segosala ser más inteligente tras el descanso, haciendo gala de posesiones muy largas con el fin de agotar a un oponente que llegó a Segovia con cuatro rotaciones. Y lo cierto es que el equipo rojinegro controló más que bien el partido, pero su falta de remate hasta la recta final del partido le acabó pesando.
UN ‘CALENTÓN DEFENSIVO
Y lo hizo porque a trece minutos para el final el entrenador del Meigas sorprendió situando el portero-jugador sobre la pista, en principio con poco éxito porque sus cansadas jugadoras no terminaban de ser precisas, pero con el paso de los minutos más y más peligroso hasta obligar a Agustín Pérez a colocar un quinteto para la defensa de la superioridad gallega, y otro para tratar de ser más incisivo con el balón.
La recta final del duelo fue emocionante por lo corto del marcador. Claudia se encontró con Uxía en otro par de acciones que bien pudieron acabar en gol, y en el marco contrario Miri en primera línea, y Valle en el cierre, se ganaban el aplauso de sus compañeras al evitar situaciones más que comprometidas, porque consiguieron que sólo en una ocasión el Meigas chutara con claridad a la portería defendida por Lau, pero Navia lanzó alto. Al final el trabajo de desgaste del Segosala le pasó factura a su oponente, y aunque hubo que pegarse un ‘calentón’ defensivo al final, la sensación que quedó fue la de que el equipo logró trabajarse bien el partido. Que no siempre se puede ir a cien por hora.
