Introito. Vaya usted a saber si hace temperatura de hielo porque es diciembre y estación de invierno o porque han dejao puerta abierta en una parte del polo, el que está más al norte y llevan unos días sin cerrarla. ¿Por qué creen ustedes que aparece la niebla? Pues por lo de la puerta. Ejemplo: los romanos; ‘pa’ mí que ahí se equivocaron. Dejaron sin puerta los arcos del Acueducto y pasa una ‘rasca’ en los días del invierno que ni te cuento. Si no lo cree, pruebe a visitar la zona un día de estos a la ocho de la mañana y luego, si puede, me lo dice.
Sin más, dejo las disquisiciones y voy a la sustancia.
A punto de acabar el año 1905. Como habitual era, desde la Casa Real se organiza cacería de tiro al corzo, ciervo o lo que se moviere en la zona de Riofrío. El rey, Alfonso XIII parte de Madrid a las 10,30 horas y en carruaje tirado por 35 caballos llega al referido lugar de caza a las 13,30. Le acompañaba en el habitáculo el Conde de San Román (Baltasar de Losada y Torres), Grande de España al servicio de la Real Casa.
Antes que el Rey, habían llegado los invitados. La mayoría con escopeta. Alfonso, debido al reinante frío, disparaba desde el carruaje en el que había viajado. Para combatir la baja temperatura ambiente aceptó el capote que le ofreció uno de los guardas del lugar. En información publicada en El Adelantado se describe que ‘durante la cacería se abatieron (mataron) 85 gamos y una liebre’. No iban a por esta, pero estaba en lugar ‘equivocado’ en el momento idem y… Con tanta carnicería era necesario repartir. Hubo gamos para el Regimiento de Sitio (Guarnición de Segovia); cuatro piezas se llevaron a la cárcel y seis más a distintos asilos de la capital. De la liebre nada se informó.
Lo descrito tiene también su colofón. La misma noche del ‘abatimiento’, un grupo de vecinos de Hontoria en número de siete, según informó la Guardia Civil, saltaron la tapia de Riofrío y se intentaron llevar dos de las reses abatidas el día anterior. Les pillaron in fraganti, o de pie, y no hubo escapatoria. Fueron puestos a disposición judicial acusados, no por matar animales que era legal -según cómo y quién- sí por robar que era ilegal. Paradojas de la vida.
Una ‘señora’ verja
Propuesta. Viaje al pasado – tiempo en que no hubiera batallas- y les propongo el siglo XVIII. Tiempo en el que se realizaron varias obras en el Santuario. Fue cuando se colocó, 1763, la gran verja de hierro que cierra el presbiterio de la Patrona. Obra del donostiarra de Elgóibar, Gregorio de Aguirre, que sustituyó a la primitiva de madera. Cuento al respecto que el coste total fue de 110.000 y 15 maravedís. El detalle…
-Se utilizaron 10.045 arrobas (113.900 kilos) de hierro liso.
-El hierro labrado fueron 410 arrobas (4.649 kilos).
-En su colocación, hacer hornos y el mantenimiento de los trabajadores se gastaron 10.842 reales.
Era obispo de la diócesis Manuel Murillo. De él partió la llamada a Aguirre. Este era yerno, y continuador en el oficio de otro gran rejero, de Antonio Elorza, también con trabajos asentados en la catedral segoviana.
Unos años después de lo referido, 1764, se doró la referida reja que pagó íntegramente el ‘Gremio de Cardar y Apartar’ la lana. Los mismos que años después pagaron también el estucado y blanqueo de los ‘adentros’ del Santuario. Por ese tiempo también –pudo ser el año 1750-, un segoviano residente en América, devoto de la virgen, entregó 1.000 pesos para comprar una alhaja. También In illo tempore, la Cofradía adquiere en el Santuario de Hornuez unas andas de plata. Estas costaron 15.441 reales.
Dos noticias para pensar
Ya, ya sé que los tiempos eran diferentes ¿diferentes? Más y a título exclusivo de mera curiosidad, expongo dos noticias y su cronología. Una, la del año 1751. En ese tiempo Antonio del Sello (1), que había sido regidor de la ciudad y que cuando acabó de ‘corregir’ le ‘extendieron’ el nombramiento de regidor perpetuo, pidió a la Ciudad que le fueran reconocidos los salarios que no fueron abonados en los veinte años anteriores. Lo que a razón del ‘acuerdo’ establecido de 2.000 maravedís/mes, ‘sueldo’ asignado a cada corregidor en activo, le debían ser pagados 40.000.
Tengo la impresión, no sé si el lector también, de que aquello se parece en mucho a los sueldos vitalicios que a determinados cargos políticos les ‘caen’ cuando dejan de ser aquello para los que fueron elegidos. Se montaron en tal vehículo en la época de ‘maricastaña’ y siguen, y siguen…
Es solo una impresión personal que puede estar equivocada ¡Anda que no!
Frente a lo negativo busquemos algo positivo. Año 1965. La empresa Fábrica de Maderas de Valsaín tomó el acuerdo de repartir tres millones y medio de pesetas entre los 400 trabajadores de la plantilla, en concepto de participación en beneficios de la referida empresa. Se lo habían currao y reconocieron su esfuerzo.
Entre tanto berenjenal… Sonría.
Marzo de de 1906. Desde hacía varios años existía en la Plaza de San Justo –donde ahora casi todo el terreno son viviendas-, un pilón del que las mujeres del barrio se aprovechaban para hacer la colada (lavar la ropa de la familia). La instalación les venía muy bien para no tener que desplazarse –un pasito a pie y otro caminando-, a las orillas del Eresma. Hete aquí que a los del Ayuntamiento no les gustaba nada que ahí, concretamente ahí, se ejerciera el trabajo de blanquear la ropa. Así que optaron por quitar el pilón, dejar que corriera el agua y poner en el suelo la típica ‘concha’. Tan pequeña era que en ella no se podía lavar ni un pañuelo.
Pregunta, que no afirmación, ¿Hubo en la decisión su poco de mala leche? Lo siento, no pueden contestar las lavanderas.
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(1) Los del Sello eran, en consonancia directa con lo que de ellos se ha escrito, descendientes de Abraham Correviernes, convertidos hacía 1485 y regidores de Segovia desde 1510. Era una familia de linaje, además de pañeros y mercaderes.
