España puede presumir de que la gran mayoría de sus catedrales, que atesoran una riqueza arquitectónica y artística de primer orden mundial, mantienen, en términos generales, un buen estado de conservación y mantenimiento. “En general están bien de salud, las catedrales tienen un buen presente y un futuro halagüeño, que nada tiene que ver con etapas pasadas”. Así lo aseguró ayer el catedrático emérito de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Pedro Navascués Palacio (Madrid, 1942), en declaraciones a los periodistas, momentos antes de participar, en la sede de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, en la primera jornada del ciclo sobre Valor del Patrimonio “La Catedral y su tiempo”, organizado por la Fundación Valsaín.
A preguntas de los informadores, Navascués (que es miembro, como experto externo, del Plan Nacional de Catedrales) afirmó que las catedrales españolas, de estilo gótico, en su mayoría, “hay que mantenerlas, como toda estructura de cierta entidad arquitectónica”, aunque, en su opinión, el Estado español y los ciudadanos a través de sus impuestos “han hecho un esfuerzo importante” para la conservación de este legado patrimonial.
Navascués, miembro de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, añadió que este esfuerzo ha cristalizado en el Plan Nacional de Catedrales, impulsado por el Ministerio de Cultura y el Instituto del Patrimonio Histórico Español. Este programa “ha facilitado toda una serie de ayudas, pero no solo económicas, sino también en el sentido intelectual y racional de sopesar el gasto que se está produciendo a través de los diferentes planes directores, que hacen que la catedral tenga un presente como ahora y un futuro halagüeño que nada tiene que ver con etapas pasadas”.
El catedrático, a quien el presidente de la Fundación Valsaín, Álvaro Gil Robles, presentó como un firme defensor del Patrimonio histórico español, valoró iniciativas como la apertura a las visitas de la torre de la Catedral segoviana. “Todo lo que sea poner al alcance de las gentes el conocimiento de esos espacios que otras veces no se han podido visitar por unas razones u otras, pues es realmente positivo y entra dentro de esa nueva valoración que hacemos de los edificios catedralicios”, añadió.
En su intervención ante un aforo casi completo, Navascués explicó el “ADN” de una catedral; o su “alma”, según sus propias palabras. “Es una iglesia grande, generalmente, pero no todas lo son, es de estilo gótico, pero no necesariamente lo son todas, pero todas tienen en común algo, que es uno de los edificios que mantienen a lo largo de la historia de la arquitectura el poder evocador y la fuerza que ha tenido la arquitectura religiosa desde la noche de los tiempos”.
“En el ámbito occidental, cuando hablamos de Grecia –aseguró- pensamos en el Partenón, ese es un templo, decimos, pues lo mismo ahora diríamos de Segovia y su catedral.. ese es un templo”.
El catedrático y académico de San Fernando trasladó al público la perspectiva de que toda catedral es “una caja de resonancia de un culto solemne”. “Hay templos magníficos desde el punto de vista artístico, como iglesias, conventos o monasterios, pero la liturgia que se produce en una catedral es absolutamente singular”, señaló Navascués, quien resaltó que una de las particularidades del templo católico por excelencia es su “sonoridad” que “es lo que le empuja y lo que la da un realce especialísimo a la liturgia catedralicia”.
En su intervención, Navascués citó a numerosas catedrales españolas, aunque se detuvo en la de Segovia. “Al ser una catedral de construcción tardía, del siglo XVI, recoge una tradición que hace muy clara la lectura del edificio, de su interior, de sus espacios, de la capilla mayor, del coro y el trascoro y de todo el espacio para los fieles y para toda la liturgia procesional que se produce dentro”.
Tras la conferencia de Navascués intervino el segundo ponente de esta primera jornada, el profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Santiago Huerta, que expuso las técnicas singulares de construcción de una catedral y las virtudes y consecuencias de levantar un edificio de dimensiones tan espectaculares. Huerta, especialista en estructuras de fábrica, es presidente de la Sociedad Española de Historia de la Construcción.
