Situada a 60 kilómetros de la capital, Navalilla es una pequeña localidad de poco más de 110 habitantes donde la tranquilidad es la nota predominante en la vida cotidiana. Pero la calma fue interrumpida en la madrugada del 13 de diciembre con la presencia de uno o varios delincuentes que eligieron el pueblo como objetivo de sus fechorías, asaltando tres establecimientos emblemáticos de la localidad aprovechando la noche
La fábrica de embutidos San Ignacio, la farmacia y el bar fueron el blanco del trabajo de los asaltantes, de los que obtuvieron como botín dinero en metálico y otros efectos como jamones o botellas de alcohol en el caso del robo en el bar. Aunque la investigación no ha determinado aún la secuencia de los hechos, todo parece indicar que los asaltantes realizaron su acción delictiva de forma apresurada con el fin de sacar el máximo beneficio en el menor tiempo posible.
En la empresa de embutidos, los delincuentes eligieron la tienda en la que ponen a la venta sus productos, de la que se llevaron algunos jamones, así como dinero en metálico y algunos décimos de lotería navideña que los propietarios del establecimiento juegan de manera particular. David San Ignacio, responsable del negocio, explicó que es la primera vez en 15 años que sufren un robo, para el que los ladrones forzaron el acceso.
En la farmacia, el botín fue principalmente el dinero, siendo este el único de los tres hechos delictivos de los que se tiene constancia en la Subdelegación del Gobierno, cuyo departamento de prensa no facilitó más datos sobre este particular, aunque en los otros dos casos también han sido presentadas las oportunas denuncias.
Los ladrones visitaron también el bar del pueblo, donde ocasionaron los mayores destrozos, ya que descerrajaron la caja registradora y la máquina tragaperras para llevarse el dinero, y también algunas botellas de vino y de otras bebidas alcohólicas. Eugenio Blanco, concejal y propietario del local del bar que hoy regenta un matrimonio joven aseguró que los ladrones accedieron forzando la verja de un merendero contiguo y después “hicieron lo que quisieron”.
“La Guardia Civil ha venido y ha tomado huellas –explicó- así como las patrullas se han intensificado y vienen mucho más por aquí, por lo que no tenemos especial sensación de inseguridad –explicó el edil-. Hoy nos ha tocado a nosotros”.
