Entre las múltiples actividades que promueve a lo largo de todo el año la Asociación ‘Taller Cultural de Fuentepelayo’ con el apoyo de la Fundación Caja Cega / Cajaviva y el Ayuntamiento de la villa segoviana, hay una que goza de un especial interés para sus socios y socias: el gusto por el senderismo. Y es que, desde hace años y guiados por el biólogo Jorge Fernanz, se ha estado desarrollando el proyecto ‘La Senda de los Árboles’. Igualmente, en el presente año se ha puesto en marcha un nuevo proyecto denominado ‘Paseos de Naturaleza y Patrimonio’.
El pistoletazo de salida a la iniciativa tuvo lugar el pasado fin de semana con una visita a distintos parajes y rutas en la localidad de Fresno de Cantespino bajo el epígrafe general denominado ‘La alquimia del barro: Tierra, agua y fuego’. Así, una treintena de expedicionarios aventureros procedentes de Fuentepelayo accedieron en autobús hasta el citado pueblo cercano a la Sierra de Ayllón.
El primer objetivo planteado en la actividad fue el encuentro con el ceramista local Juan Carlos Martín. Este último vestigio de la provincia en el mundo de la cerámica y la alfarería, realizó una clase práctica ante el grupo con la elaboración de piezas de barro en su torno. Su maestría en el manejo del barro sorprendió a los expedicionarios del Taller Cultural de Fuentepelayo. La visita incluyó un recorrido por las dependencias que tiene Juan Carlos Martín en las que se exhiben su maquinaria y sus hornos tradicionales, además de piezas elaboradas por el propio artesano con un incalculable valor.
El segundo destino se dirigió hacia el cerro del Castillo para ver las ruinas de la antigua fortaleza de origen islámico que fueron parcialmente recuperadas en una excavación de carácter arqueológica hace siete años. En este mismo paraje, los asistentes contemplaron la ermita del Santo Cristo de la Cerca, realizada junto a las antiguas murallas de la fortaleza a las cuales debe su nombre. En lo que concierne al senderismo, el grupo encaminó sus pasos hacia la ruta de las Cárcavas para comprobar el paisaje formado por la mezcla de la actividad humana y la acción de procesos erosivos a causa de la acción del agua de escorrentía sobre suelos y rocas arcillosas.
La actividad finailizó con la degustación del tradicional cocido en puchero de barro en un conocido restaurante de la localidad. Asimismo, antes de regresar al lugar de origen, los expedicionarios se realizaron una fotografía en la escalinata de la iglesia parroquial de origen románico de San Nicolás de Bari. “Como resumen global de esta ruta en torno a la naturaleza y el patrimonio, puede decirse que esta actividad fue un homenaje a los sentidos”, señalan.
