La polémica ley antidescargas, querida por unos pocos y repudiada por muchos, sufrió ayer un varapalo después de que todos los grupos políticos en el Congreso, a excepción, claro está, del PSOE, que era el partido que la defendía, echase por tierra las pretensiones de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, de cerrar o bloquear páginas web de descargas de contenidos sujetos a derechos de autor por orden judicial.
Después de una ardua campaña durante todo el día a favor de la normativa por parte de la socialista, que llamaba al «buen criterio» de los parlamentarios para conseguir que «España deje de ser el paraíso de la piratería», la votación se aplazó hasta última hora de la tarde, con el único fin de que el Gobierno consiguiese recabar algún apoyo por parte de los grupos.
No fue así, y todos, a excepción del PSOE, repudiaban la Ley de Economía Sostenible (LES), cuya disposición final segunda es conocida como ley Sinde, que ahora tendrá que pasar por el Senado, que iniciará la tramitación de la norma el próximo 18 de enero.
La propuesta recibió las críticas prácticamente unánimes de toda la oposición, que la consideró un «cajón desastre» que, en palabras del popular José María Lasalle, no se adapta a la Constitución y criticó que el Ejecutivo no haya querido llevar a cabo una negociación o debate compartido.
Desde CiU, Josep Sánchez i Llibre aclaró tras el debate que no había sido posible configurar un pacto global sobre la ley en todas los aspectos que para CiU eran relevantes y relacionadas con aspectos económicos, financieros, educativos y energéticos, lo que hizo que no apoyara la LES ni la ley Sinde.
Desde el PNV, Pedro Azpiazu destacó que la normativa tiene menos sentido del inicial por haberse aprobado ya algunas de sus medidas y mostró su disconformidad con el Gobierno por gestionar «caprichosamente» los tiempos sin contar con los grupos. Además, subrayó que hace falta una política que genere nuevos modelos en la red con contenidos atractivos e impulsar unos precios razonables, algo que no recoge la legislación.
Nuria Buenaventura, de ICV, incidió en que es un cajón de sastre de leyes inconexas que refleja la presión de lo que es el Ejecutivo y de esa izquierda resignada que no se atreve a poner reglas a los mercados o a hacer una reforma fiscal progresiva. Buenaventura denominó a la ley Sinde como norma «de la patada en el módem» y resaltó que el Ejecutivo opta por el camino de en medio en el que se atreve con los que menos tienen.
Por su parte, el diputado de ERC Joan Ridao destacó que «es una chapuza digna de Pepe Gotera y Otilio», que intenta legislar por la puerta de atrás.
Mientras, la socialista Marta Gastón indicó que la ley Sinde ha estado abierta a todos los sectores sociales que han expresado sus opiniones y que han sido tomadas en consideración.
Si en la política no cuajó el proyecto para cerrar las páginas web que permitan descargas, entre los artistas destacaban la importancia de que éste entrara en vigor. Así, el presidente de la Academia de Cine, Álex de la Iglesia, y el cantante Alejandro Sanz se manifestaron a favor de la ley Sinde.
De la Iglesia confesó que se sentía «un idiota» por defender la aprobación de la normativa de forma pública. «Solo puede perjudicarme», dijo, y agregó: «¡No estoy en contra de internet! ¡Solo hablo de gente que se forra con el trabajo de lo demás».
Por su parte, Alejandro Sanz criticó que los políticos no se atreven a aprobar la disposición por cobardía. «No la votan porque es impopular… Cobardes e hipocritas», senteció.
