La evolución del juego de Nadal desde que debutara en Viña del Mar hasta ese domingo, cuando se ha hecho con Acapulco, ha sido espectacular.
En Brasil ya demostró que no había perdido su tenis, pero en Acapulco ha dado un golpe de autoridad. La victoria sobre Nico Almagro en semifinales y sobre Ferrer en la final deja claro que empieza a estar al nivel de antes y que tomará rumbo a Indian Wells sin el objetivo de ganar, pero sí de hacer un buen papel, asumiendo que le costará el cambio a la pista rápida.
En el partido, Nadal fue un auténtico vendaval. El mallorquín no dio ningún tipo de opción a Ferrer, que se vio incapaz de frenar el juego de su contrincante. El alicantino lo intentaba de todas las formas posibles, pero Nadal estaba en estado de gracia y, basándose en un sólido servicio, se hizo sin demasiados problemas con un 6-0 en el primer set.
El golpe anímico era importante para Ferrer, que tras cinco derrotas consecutivas ante el mallorquín tenía la esperanza de poder vencer. Nadal aprovechó el momento y siguió al máximo nivel.
