El español Rafa Nadal consiguió su cuarta corona en Roma tras derrotar en la final del cuarto Masters 1000 de la temporada al serbio Novak Djokovic (7-6 y 6-2), en un partido muy igualado ofrecido por las dos mejores raquetas sobre tierra del circuito, pero en el que el número uno mundial sudó para recuperar su hegemonía en la Vía de los Gladiadores.
El mallorquín, que llegaba al determinante encuentro tras superar con facilidad las rondas anteriores, dio muestras de flaqueza física tras el esfuerzo acumulado en las dos últimas semanas, en las que participó en los torneos de Montecarlo y Barcelona, y en los que, al igual que en las pistas del Foro Itálico, también consumó la victoria.
A Djokovic le queda el consuelo de ser el que más ha hecho sudar a Nadal, pero después del partido de ayer, no parece que el número tres del mundo vaya a suponer un gran obstáculo para una nueva victoria del español en Roland Garros, que se ha convertido en su feudo particular.
Como ya sucediera en el precedente anterior entre ambos contendientes en la final del Principado, en la que el manacorí se proclamó pentacampeón tras ganar por 6-3, 2-6 y 6-1, el balcánico puso nuevamente contra las cuerdas al español, lo que le sitúa como su principal rival sobre esta superficie.
El choque comenzó como más le gusta al balear, con una rotura del servicio de su rival, en un inicio muy cómodo. Con la manga avanzada con 5-3, Nadal no pudo cerrar el set al desaprovechar su segunda ventaja al resto, y permitió que el de Belgrado entrase en el partido y forzase la ‘muerte súbita’ tras consumarse tres ‘breaks’ consecutivos.
La pena máxima fue un cúmulo de tensiones entre ambos jugadores, pero fue, finalmente, el número uno mundial, el que se llevó el desempate por 7-2, en gran medida por las imprecisiones en las dejadas de Djokovic, que pagó sus decisivos errores con su propia raqueta al romperla contra el suelo.
El segundo parcial comenzó con menor intensidad por la fatiga acumulada, y no fue hasta el sexto juego hasta que el zurdo de Manacor hizo efectiva una nueva ventaja al resto, permitiéndole herir el orgullo de su oponente, que se vino abajo y cedió un nuevo servicio hasta el definitivo 6-2 para el ‘rey de la tierra’.
Este resultado posibilita al tenista español convertirse en tetracampeón en la Ciudad Eterna, y superar como máximo vencedor en suelo transalpino a Jaroslav Drobny, Martin Mulligan y Thomas Muster, que, con tres títulos, comandaban el palmarés hasta la irrupción del balear.
extenso palmarés. Con esta victoria, Nadal suma su trigésimo sexto título en su carrera profesional, el quinto en lo que va de temporada tras el Open de Australia, los Masters de Indian Wells y Montecarlo y el Conde de Godó, y el decimoquinto Masters 1000 de su carrera, superando en esta última cifra al helvético Roger Federer (14), y quedándose a tan solo dos galardones del estadounidense André Agassi, que lidera este apartado con 17 laureles en su haber.
De este modo, una vez solventado el tercer compromiso en arcilla de la temporada, Nadal descansará una semana antes de viajar a Madrid el 10 de mayo con el objetivo de continuar la senda de triunfos en polvo de ladrillo y de cara a perfeccionar su puesta a punto para otro de sus grandes objetivos del año, Roland Garros, el segundo ‘Grand Slam’ de la campaña.
