Novak Djokovic era en 1999 un niño de 11 años y la casa del abuelo Vladimir representaba el refugio de cada noche ante los bombardeos que sufría Belgrado. Trece años más tarde, al enterarse ayer en la opulenta Montecarlo de la muerte de aquel abuelo al que adoraba, el ‘número uno’ del tenis mundial no encontró mejor manera de homenajearlo que con un triunfo ante Alexandr Dolgopolov (2-6, 6-1 y 6-4) y un aluvión de lágrimas.
«Es la persona que siempre me dijo que debía luchar», aseveró muchas veces el deportista al repasar su carrera. Y eso hizo, luchar, sobre todo contra su propio instinto, contra su deseo de dejar caer la raqueta, olvidarse del tenis y regresar a Serbia.
En cuanto a la ‘Armada’, día de cara y cruz en Montecarlo con el triunfo de Rafa Nadal y la derrota de Fernando Verdasco. El balear certificó su presencia en los cuartos de final del tercer Master Series de la campaña tras imponerse con contundencia y por la vía rápida (6-1 y 6-1) al kazajo Mikhail Kukushkin en apenas una hora.
De esta forma, Nadal ya está en cuartos, ronda en la que se medirá al ganador del encuentro entre su compatriota Nicolás Almagro y el suizo Stanislas Wawrinka.
Mientras, Fernando Verdasco cayó (7-6(7), 6-2) ante Jo-Wilfred Tsonga, en un encuentro marcado por las interrupciones por lluvia.
Por otro lado, el escocés Andy Murray selló su pase a cuartos de final tras la retirada de su oponente Julien Benneteau por lesión.
