Solo el suizo Stanislas Wawrinka separa ya a Rafa Nadal de un nuevo título de ‘Grand Slam’, que conllevaría, además, un potente salto en la Historia del tenis. El balear buscará mañana su decimocuarto título en un ‘grande’ ante el helvético tras derrotar ayer en las semifinales del Abierto de Australia a Roger Federer en tres sets (7-6, 6-3, 6-3), en un choque donde desplegó su mejor tenis para desarbolar a un excesivamente errático rival.
De este modo, el actual ‘número uno’ del mundo, que reforzará esta posición tras el torneo de Melbourne, se metió en su vigésima final de ‘Grand Slam’ donde tratará de igualar al estadounidense Pete Sampras en número de títulos.
Había mucha expectación por el encuentro, el trigesimotercero de una de las mejores rivalidades de la ‘Era Open’, pero el manacorí levantó un ‘muro’ impenetrable para el helvético, que llegaba con muy buenas sensaciones, pero que, prácticamente desde el principio, no encontró la fórmula para tener opciones o para alargar un duelo, que se fue declinando hacia el lado del español a medida que este fue creciendo en su tenis.
Nadal supo aguantar el primer set, el más igualado, donde puso un cerrojo a su saque y, a partir de ahí, comenzó un recital de golpes para dominar completamente al de Basilea, al que su habitual ineficacia con su revés cuando juega con el balear, unió un mal día también con el ‘drive’ y con su saque.
El español, tras los apuros ante Grigor Dimitrov, superó también la molesta y dolorosa ampolla de su mano izquierda que tampoco le importunó tanto para su servicio como en los cuartos de final, cediéndolo solo en una ocasión y sin que supusiese un mal mayor. Su ‘drive’ hizo mucho daño y su revés a dos manos también le funcionó, sobre todo cuando Federer se asomó en la red, escenario donde, pese a dejar muestras de su clase, tampoco encontró la solución, siendo víctimas de algunos ‘passings’ majestuosos del primer favorito.
Éste empezó aguantando en la Rod Laver Arena. Con su habitual táctica de cargar el juego sobre el revés del suizo y solidez en el servicio, se mantuvo sin problemas en el set, aunque tampoco ofreció su mejor tenis, también con excesivos errores no forzados (15), nada comparables con los 24 de su rival. Sin embargo, las mejores opciones fueron para Nadal, que gozó de tres bolas de ‘break’ entre el séptimo y noveno juegos. Federer las logró salvar y llevar el partido a una ‘muerte súbita’ que supuso el principio del fin para el partido.
Aumento del nivel
Así, los largos peloteos comenzaron a caer siempre del mismo lado, el del ‘número uno’ del mundo, que alargó poco a poco su cuenta de ‘winners’ minimizando la de errores no forzados, que se quedaron en 10 más en el resto del choque. Federer no pudo seguir el ritmo del español y continuó sufriendo. Con todo, tiró de lo mejor de su repertorio para salvar tres bolas de ‘break’ en el cuarto juego, pero este apuro fue el preludio de lo que finalmente sucedió, la rotura a favor de Nadal, que realizó un magnífico sexto juego para tomar una delantera que ya no perdió, lo que puso el enfrentamiento muy cuesta arriba al pupilo de un Stefan Edberg, un tanto cariacontecido en el palco.
El tercer parcial no trajo la remontada de Roger Federer, en parte porque el manacorí no bajó su nivel. El balear volvió a romper en el tercer juego, pero, en su decimotercer servicio, su rival por fin encontró un resquicio que no desaprovechó. No le sirvió de impulso, porque el campeón de 2009 volvió a lograr el ‘break’ en el séptimo para, con un tenis ya de altísimo nivel y ante un rival desesperado, poner la directa hacia la final donde intentará hacer valer su racha ante Stanislas Wawrinka.
