Las ganas de romper al fin un muro contra el que se ha estrellado seis veces consecutivas alientan la motivación de Rafa Nadal, que hoy (09,30 horas) buscará su undécimo título de ‘Grand Slam’ en la final del Abierto de Australia que le medirá al serbio Novak Djokovic, ‘número uno’ mundial e indiscutible bestia negra del tenista español en los últimos tiempos.
Durante varios años, la batalla por la hegemonia en el circuito enfrentaba a Roger Federer y al de Manacor, hasta que el mallorquín logró desbancar al suizo y se colocó en la posición hegemónica. Sin embargo, esta tradicional rivalidad saltó por los aires la temporada pasada, cuando Djokovic, acostumbrado al tercer escalón, abofeteó a todos los rivales del circuito con un año histórico en el que se apuntó 10 títulos, incluidos tres ‘grandes’: Australia, Wimbledon y Estados Unidos.
Con el helvético varios escalones por debajo de sus mejores tiempos, el gran damnificado por esta explosión fue el manacorí, que ha sufrido la misma medicina que él empleó con el suizo: acumular victoria tras victoria hasta comerle la moral al rival. Como muestra, la seis derrotas consecutivas en finales del pasado curso en Indian Wells, Miami, Madrid, Roma, Londres y Nueva York.
Para frenar esta avalancha, Nadal ha cambiado este curso diversos aspectos de su juego e incluso la configuración de su raqueta, variaciones que le han permitido ganar en agresividad y subir su nivel hasta mostrarse como el jugador más solvente en estas dos semanas en Melbourne Park.
En su periplo de seis partidos hasta la final, el manacorí solo ha cedido dos sets, uno ante Tomas Berdych en cuartos y otro contra Federer en semifinales, y él mismo ha reconocido que, si la temporada pasada mantenía el nivel por fortaleza mental, en este torneo lo está logrando por buen juego puro y duro.
Sin favoritismos
Por otro lado, Nadal no dudó en conceder a Djokovic el papel de favorito durante la rueda de prensa previa a la final, en sintonía con su habitual línea de prudencia.
A priori, el balcánico llega más mermado, ya que ha descansado un día menos y, además, después de una dura batalla en semifinales contra Andy Murray, al que eliminó tras casi cinco horas de juego. Sin embargo, a buen seguro que la importancia del envite, el trigésimo entre ambos en el circuito ATP (con ventaja para el español 16-13), disipará la fatiga del insaciable ‘Nole’.
Mientras tanto, Nadal apuntó que va a intentar ofrecer su «mejor juego», a pesar de no estar, tal vez, lo «suficientemente preparado en estos momentos».
