A lo largo de la Historia de la Humanidad, los filósofos y los científicos se han preguntado mucho sobre el lugar donde se produce la imaginación en los hombres, es decir qué hace que los seres humanos sean capaces de crear arte, inventar herramientas, pensar científicamente y realizar otros comportamientos muy diversos. Investigadores de Dartmouth en Hanover, en el estado de Nuevo Hampshire, Estados Unidos, concluyen que esa fábrica de pensamientos se encuentra en una red neuronal generalizada, el espacio del trabajo mental del cerebro, que manipula conscientemente imágenes, símbolos, ideas y teorías y da a los humanos el foco mental necesario para resolver problemas complejos y llegar a nuevas ideas.
«Nuestros resultados nos acercan a comprender cómo la organización de nuestro cerebro nos diferencia de otras especies y proporciona una rica zona de juegos internos para pensar libremente y con creatividad», aseveraba el autor principal del estudio, Álex Schlegel, del Departamento de Psicología y Ciencias del Cerebro. «La comprensión de estas diferencias nos dará una idea de dónde viene la creatividad humana y, posiblemente, nos permitirá recrear esos mismos procesos creativos en las máquinas», adelantó este experto, cuya investigación publica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los estudiosos teorizan que la imaginación humana requiere una red neuronal generalizada en el cerebro, pero la evidencia de un espacio de trabajo mental ha sido difícil de alcanzar con técnicas que analizan principalmente la actividad del cerebro de forma aislada. Los científicos abordaron la cuestión preguntándose cómo funciona el cerebro para permitirnos manipular imágenes mentales, por ejemplo, cómo imagina un abejorro con la cabeza de un toro, una tarea aparentemente fácil, pero que requiere del cerebro para construir una imagen totalmente nueva y hacer que aparezca en el ojo de nuestra mente.
En el estudio, se pidió a 15 participantes que pensaran en formas visuales abstractas específicas y luego las combinaran con figuras más complejas o las desmantelaran. Los investigadores midieron su actividad cerebral con resonancia magnética funcional y encontraron una red cortical y subcortical que fue responsable de las manipulaciones de las imágenes, que se asemeja mucho al espacio de trabajo mental que los académicos han teorizado que podría ser responsable de gran parte de la experiencia de la conciencia humana y de las capacidades cognitivas flexibles evolucionadas en los humanos.
