A espera de lo que diga la autopsia que se realizará hoy para identificar el cuerpo hallado ayer en una laguna de Vicálvaro (Madrid), todo apunta a un final trágico en la desaparición del niño rumano de 12 años el pasado 24 de septiembre, Gabriel Vidrascu. A mediodía de ayer, los Bomberos rescataron el cadáver, localizado previamente por un helicóptero de la Policía Nacional en un estanque de la zona, de un pequeño en avanzado estado de descomposición y que podría corresponder al menor desaparecido hace 10 días.
Tras entrar y rescatar a nado el cuerpo, que se encontraba flotando a 50 metros de distancia de la orilla, los bomberos pusieron el cadáver a disposición del juez. El cuerpo se encontraba en avanzado estado de descomposición y con signos cadavéricos de haber llevado muerto en el agua varios días. La Policía Nacional localizó posteriormente una tabla de surf de color blanca junto al cadáver del niño. El rescate fue presenciado por el padre de Gabriel, quien estuvo acompañado por diversos familiares y una psicóloga del Samur.
Los padres, de origen rumano, relacionan su desaparición con una discusión que mantuvo el pequeño con otros niños de etnia gitana en el parque de la Vicalvarada, muy cerca de su casa. Según explicaron, los chicos se pelearon y uno de ellos fue a llamar a su padre, que apareció junto a varios hombres «con perros, bates de béisbol y barras de hierro». Entonces, Gabriel y sus progenitores se refugiaron en su casa. «Llegaron a entrar hasta el portal amenazantes con los perros», señalaron. Al día siguiente interpusieron una denuncia ante la Policía Nacional.
Todo volvió a la normalidad hasta que el 24 de septiembre echaron en falta al pequeño. Había salido de casa a jugar al parque. Pasadas unas horas los padres denunciaron su desaparición.
