Por mucho que el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, diga, como el pasado lunes, que Cataluña se siente bien en Europa y que hará «lo que sea necesario» para mantenerse en ella, lo cierto es que el amor no es en absoluto correspondido y Bruselas volvió a repetir que no sería aceptada como Estado independiente.
Y es que, en una entrevista en la cadena pública de radio de la comunidad mediterránea, el portavoz del Parlamento de la UE, Jaume Duch, sostuvo ayer que la independencia de parte de un país comunitario comporta de forma automática su salida de la Unión, en la que es difícil reingresar, ya que requiere unanimidad de los socios.
Además, afirmó que la cuestión es cómo volver a la alianza, ya que depende de la manera en que el territorio se haya escindido, puesto que «no es lo mismo marcharse por el balcón que por la puerta». «La UE es de momento una unión de Estados; por tanto, si usted se va de un Estado, automáticamente, se va de la UE», aclaró Duch, partidario de que el organismo europeo sea como un Estado.
Así, advirtió de la dificultad de regresar: «Para volver a entrar hay una serie de requisitos que usted no cumple el primer día, puesto que debe ser un Estado de las Naciones Unidas y conseguir el apoyo de dos terceras partes de su Consejo de Seguridad sin el veto de ningún país, tampoco de Francia». Al ser preguntado sobre si el país vecino podría obstaculizar a la región, Jaume Duch respondió: «No digo nada, pero los países son los que son».
Por si eso no fuera poco, debería lograr 28 acuerdos de los 28 Gobiernos de los miembros de la UE en una conferencia intergubernamental de todos los países, las ratificaciones de sendos parlamentos y la posterior ratificación del europeo. «Si hubiera una voluntad universal eso sería posible, pero, sinceramente, no veo que sea una cosa tan sencilla o que sea para la mañana siguiente», alertó.
Esta nueva advertencia de Bruselas a Barcelona se produce 24 horas después de que el comisario Joaquín Almunia también le cerrara el paso a los independentistas en sus reivindicaciones.
La reacción del Govern a este nuevo mazazo fue el silencio, si bien su socio, ERC, siguió en sus trece, reinventándose la Historia a su medida. De hecho, el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, que es profesor universitario de esta disciplina en su rama moderna, recordó que la República Democrática Alemana se convirtió en miembro de la UE cuando optó por unificarse con la parte occidental, y «este mismo criterio hay que aplicarlo».
A su juicio, ninguna directiva, artículo ni ley prevé excluir un territorio por ejercer sus «derechos democráticos», como es decidir su futuro en una consulta y conseguir la independencia. «La UE es un club de Estados demócratas; por tanto, es inimaginable que echen a alguien de un sitio por utilizar las reglas que este sitio está obligado a cumplir», comentó el alcalde de San Vicente dels Horts.
Desde CiU, tras el bofetón comunitario de dos días seguidos, el foco se ha puesto en Madrid, ya que el consejero de Presidencia, Francesc Homs, explicó que su Gabinete sopesa llevar al Congreso la petición de consulta soberanista, pese a aclarar que aún no han tomado una decisión al respecto.
En rueda de prensa, recordó que llevarla a la Cámara Baja forma parte del acuerdo de Gobierno entre CiU y ERC, y que es una de las cinco vías identificadas, por lo que «es normal que esté sobre la mesa». Sin embargo, apuntó que tomarán una decisión a finales de año y que será entonces cuando precisarán los instrumentos que utilizarán.
De llevar a cabo esta fórmula, los socialistas se verían en un aprieto, ya que, cuando se tuvo que votar sobre la Declaración de la consulta, el pasado 26 de febrero, todo el bloque del PSC -salvo Chacón, que se abstuvo- se saltó la disciplina de partido y apoyó la misma. De seguir adelante con esta iniciativa, y dado el ambiente que se respira en la sede de los socialistas catalanes, puede que se transformara en la puntilla para esta formación con respecto a Ferraz, con quien vive una tregua sumamente tensa. Esa iniciativa no tendría ninguna posibilidad de prosperar con la mayoría absoluta del PP y la adhesión -aunque no fuese al cien por cien- del PSOE, UPyD, UPN, Foro y algún que otro partido más.
