Como suele decirse, no están todos los que son pero sí son todos los que están. Sorprende comprobar que para algunos segovianos la crisis económica no es el coco que se nos va a comer a todos. Hay gente valiente que prefiere arriesgar a lamentarse por lo mal que está todo. Puede que las estadísticas, como el algodón, no engañen, que en 2009 disminuyó drásticamente la creación de empresas y la afiliación al régimen de autónomos de la Seguridad Social, pero en esto, como en todo, es cuestión de ver el vaso medio lleno y no medio vacío.
Así lo vieron las hermanas Ana y Raquel Nuñez, jóvenes empresarias del comercio. Jóvenes porque llevan poco más de un año al frente de la Zapatería del Mercado, en La Albuera, y porque se les nota la ilusión de la juventud, aunque el DNI indique que están instaladas en el tramo de la mediana edad. Ana estaba sin trabajo y Raquel, aunque tiene otra ocupación por las mañanas, asegura que le viene muy bien este otro para las tardes. La primera, que reside en La Albuera y es asidua del mercado, se percató de que la única zapatería del barrio llevaba más de un año cerrada y animó a su hermana, y de paso al resto de la familia, “que echan una mano puntualmente”, para hacerse con el negocio.
Aseguran que están “encantadas” con la experiencia, del trato con compradores y proveedores y, además, han contado con alguna ayuda, una subvención de la Junta y un préstamo del ICO (Instituto de Crédito Oficial) “cuando no estaba fácil”, puntualizan. Porque al principio “nadie nos fiaba —dicen— se nota que hay mucho moroso; ahora ya nos van conociendo y podemos hacer algún pedido por teléfono”.
Hay que destacar que La Zapatería del Mercado ha sido bien recibida en un barrio “con mucha gente mayor” gracias a unos precios muy ajustados, apostillan. Aclaran, eso sí, que no todo está siendo fácil. La crisis se nota en esta zona de familias de clase media y obrera, la gente se queja y las ventas, sobre todo después de Navidad, han bajado pero, como ellas mismas dicen, autoconvenciéndose, “esto tendrá que ir para arriba”.
Luis Comyn, presidente de la patronal provincial de la madera y responsable de una empresa familiar de muebles consolidada, abrió el pasado otoño la tienda de interiorismo y decoración Casa de Abastos en un lugar privilegiado de La Granja, frente al parador de turismo, con un concepto moderno de atención al cliente: diseño personalizado.
Cuenta que en épocas como la actual es todavía más importante aplicar dos conceptos en la empresa, inversión y diseño. Además, ha dado un nuevo sentido y una utilidad a una casa que ha pertenecido a su familia desde hace 150 años. “No se trata de una huída hacia delante sino de reinventarse y ver otras posibilidades de venta”, sostiene. Comyn es también de los que ve el vaso medio lleno: “Es cierto que en España hay un 20% de parados pero el otro 80% mantiene sus empleo y tiene sus necesidades”. Por si fuera poco ha creado dos puestos de trabajo.
Cinco empleos ha creado Richard Hernando, de Restaurante Muñoz dRichard. Ligado a la hostelería segoviana desde siempre, abrió el establecimiento en diciembre, después de romper una sociedad “que no salió bien” y de buscar un lugar que se adaptara a lo que tenía en mente. Finalmente lo encontró en el restaurante Muñoz, de Ochoa Ondátegui, uno de los clásicos de la ciudad, que cerró unos meses antes. Reconoce que encontró algunas dificultades de financiación. “Es complicado porque acababa de salir de un negocio, sin capital ni propiedades. Afortunadamente en el sector bancario hay gente que me conoce, sabe como trabajo y se ha portado bastante bien”, indica. Tuvo “que buscarme la vida” con el ICO y ayudas oficiales y, sobre todo, destaca “el apoyo de la gente de Segovia” desde que abrió el 15 de diciembre. Así capea la crisis porque los clientes no fallan en días clave; el pasado 19, día del Padre, por ejemplo, pero admite que “a diario se nota muchísimo”.