Desde que un grupo de amigos deciden juntarse para tocar la guitarra tratando de emular a sus ídolos del rock hasta que ellos mismos se convierten en el espejo de otros jóvenes hay un largo e incomprensible camino lleno de ilusiones, frustraciones, renuncias y momentos de gloria que forman parte de la esencia de una forma musical de entender la vida.
Tres músicos pertenecientes a otros tantos estilos y generaciones dieron ayer en la Sala La Cárcel algunas de las claves para intentar entender este extraño fenómeno que crea mitos con la misma facilidad que los destruye en la primera de las charlas del V Encuentro de Músicos en Segovia, que ayer comenzó su andadura en el nuevo espacio cultural de la capital arropado por cerca de un centenar de personas.
Con el crítico y compositor Kike Turrón como moderador, Kiko Veneno, Rulo y el segoviano Óscar Lujuria expusieron ante el auditorio sus distintas formas de acercarse a la música y hacer de ella su forma de vida, con el denominador común de referencias de clásicos como Hendrix, Dylan, Beatles o Rolling Stones.
Veneno, con una larga trayectoria a sus espaldas, reconoció haber empezado en la música “ya muy mayor”, de la mano de los hermanos Raimundo y Manuel Amador, con quienes comenzó su andadura como grupo y con los que se catapultó a la fama con sus primeros discos.
Veneno aseguró que el trabajo en grupo “sólo tiene ventajas, porque es un factor de multiplicación de la creatividad si se es capaz de superar las peleas de egos y los aspectos personales”.
Por su parte, Rulo, que ha iniciado un nuevo proyecto tras abandonar La Fuga, aseguró que tener una banda “a los 20 años es un sueño y a los 30 es casi imposible, y aunque lo lógico es contar con músicos que arropen tus canciones y las apoyen, a veces es difícil consensuar las decisiones que hay que tomar para dar continuidad al grupo”.
Óscar Sancho recurrió a la frase de uno de sus compañeros en Lujuria para asegurar que una banda “es como un matrimonio, con la diferencia de que sus problemas no pueden arreglarlos en la cama”, y señaló que a través del grupo “podemos canalizar una manera de llegar a los jóvenes a través de un lenguaje internacional como el de la música, que supera fronteras y que tiene nexos comunes perfectamente asimilables en cualquier cultura”.
