Los trabajadores del Hospital General han rendido homenaje al doctor Jacinto Grasa Díaz que ha fallecido este martes a los 66 años, debido a una enfermedad cardíaca. A las 14 horas, en los accesos del hospital y guardando medidas de seguridad, los compañeros se reunieron ayer para guardar un minuto de silencio y dedicar un aplauso a “una persona excepcional y un trabajador incansable que ha sido todo en la sanidad segoviana” recordaba con la voz quebrada el jefe del servicio de Radiodiagnóstico del Complejo Asistencial de Segovia, Francisco Javier Rodríguez Recio, que ha trabajado junto al doctor Grasa Díaz muchos años. “Llegaba el primero y se iba el último, venía a las seis y media de la mañana y se marchaba de noche, era difícil seguir su ritmo, a veces tenía que reñirle” dice Recio de quien fue jefe de sección de Radiología durante 22 años.
Javier Rodríguez Recio fue el encargado de decir unas palabras de elogio hacia su compañero ante el numeroso grupo de personas que se congregó en la plazuela de acceso al hospital donde se hizo sonar un largo aplauso que llegaba también desde las ventanas del centro sanitario. Entre los asistentes se oía el lamento por la pérdida de uno de los profesionales “más valorado y más querido”.
Los sanitarios —entre los que se encontraba el presidente del Colegio de Médicos, Enrique Guilabert—, y el delegado territorial de la Junta, José Mazarías, transmitieron sus condolencias a familiares y amigos del doctor Grasa, radiólogo que ha dedicado 40 años a la sanidad pública segoviana y por ella y por este hospital “lo ha dado todo” decía el jefe del Servicio de Radiodiagnóstico.
Jacinto Grasa Díaz se formó en el Hospital General nada más abrir sus puertas como Residencia Sanitaria Licinio de la Fuente y continuó su trayectoria en el Ambulatorio y en el Policlínico para volver al Hospital General hace 25 años. El doctor Grasa se ocupó constantemente de innovar e introducir técnicas y equipos de radiología en el hospital segoviano con acciones que también han sido referencia a nivel regional pero, además, dio un gran valor a la formación, al trabajo en equipo y, sobre todo, a los pacientes, tal y como recuerda su compañero y amigo. “Era una persona entregada a su trabajo —señalaba Recio muy emocionado—, al que le gustaba el contacto con los pacientes y estaba siempre abierto a atenderles y también a cualquier compañero que le hiciera una consulta; ha formado a muchos y nos quedan sus enseñanzas”.

