El auditorio del Parador de Turismo de Segovia se llenó ayer de personalidades de distintos ámbitos, desde la Cultura a la Economía, que asistieron a un triple reconocimiento de la Muestra de Cine Europeo (MUCES): a Segovia, como ciudad de cine, en el 25 aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad; a la cinematografía de Francia, país invitado en esta quinta edición del festival, y al artista checo Jan Svankmajer, uno de los padres del cine de animación.
Presentado por la actriz Yolanda Ramos, el acto tuvo un ritmo desigual. El director de cine David Pinillos, cuya película Bon Appetit está cosechando un excelente recibimiento en las carteleras, y el actor Luis Callejo, ambos segovianos, hablaron de la ciudad y de sus respectivas carreras. Ambos tuvieron palabras de agradecimiento para MUCES, recordaron sus tardes de cine en las salas del centro de Segovia hoy desaparecidas y alabaron la labor del Cine Club Studio.
Callejo evocó a José Sacristán, paseando por la Plaza Mayor cuando se rodaba en la ciudad Cara de acelga, u otra escena en la que Tony Leblanc intenta suicidarse, sin éxito, tirándose desde el Acueducto, para arrancar después las carcajadas del público al citar un momento de la película La guerra de papá, basada en una novela de Miguel Delibes, cuando el protagonista, un niño de cinco años, se agacha entre las piernas de Verónica Forqué y dice “se ve Segovia”.
“El cine es tan mágico que un niño puede ver a través de la entrepierna de Verónica Forqué. Entonces, a través del Acueducto lo que se podrá alcanzar”, añadió Callejo.
Tras una mención a la figura de Luis García Berlanga, cineasta fallecido recientemente, Ramos dio paso a la actriz francesa Myriam Mezieres, quien habló de la relación entre el cine español y el cine francés, deteniéndose especialmente en su trabajo para coproducciones dirigidas por el suizo Alain Tanner.
“Sin el cine hubiera sido una víctima de la vida perra. El cine dio sentido a todos los elementos caóticos de mi vida”, confesó la actriz, quien, a continuación recibió un ramo de flores —que ella misma había demandado poco antes— de manos de la cantante Luisa Pérez, mientras ésta interpretaba ‘La vie en rose’, acompañada a la guitarra por Gaspar Payá.
Llegó entonces el momento de rendir homenaje a uno de los pocos artistas surrealistas vivos más influyentes en el cine, como aseguró el periodista Carlos Prieto, quien intervino para comentar la trayectoria cinematográfica de Svankmajer.
A continuación, Gregorio Martín Gutiérrez, escritor y editor de los libros de Svankmajer en España, además de miembro del comité de selección del Festival de Cine de Las Palmas, protagonizó una innecesariamente larga y densa charla, en la que señaló, por ejemplo, que el creador checo es “el único surrealista que, junto a Luis Buñuel, ha mantenido una actividad cinematográfica de décadas”.
Ambos destacaron también su multifacética actividad creativa: cineasta de animación, director de teatro, ceramista, escultor, autor de collages, poeta… e inventor de artefactos.
También participaron en el homenaje Mikaela Mertova, de un instituto checo que conserva, entre otras, la obra de Svankmajer, y una joven colaboradora que ha participado en la producción de la última película de Svankmajer, Sobrevivir a la vida (Teoría y práctica), para la que se necesitaron 260 días de rodaje, según comentó.
Por fin, cuando pasaban ya las diez de la noche, Jan Svankmajer recibía de manos del alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, la escultura del ‘As de Segovia con estas palabras: “Obtener un premio por la obra de toda la vida es un poco triste porque le recuerda a uno que se encuentra en la edad de recibir premios a toda la vida. Si embargo, muchas gracias”.
Antonio Gregori.- El escritor y crítico de cine Antonio Gregori habló ayer en el Palacio de Mansilla sobre su libro “Directoras del Cine Español”.
Autor de “El cine español según sus directores”, obra de investigación y divulgación que ha recibido ya dos premios, entre ellos el Muñoz Suay, de la Academia de Cine, Gregori llegó ayer a Segovia para hablar de lo que, de alguna manera, puede considerarse la continuidad, “Directoras del cine español”. Una obra necesaria que confía en que salga al mercado en 2011 y que ha supuesto una ardua tarea casi detectivesca con un resultado sorprendente: alrededor de un centenar de mujeres españolas se han dedicado a lo largo de la historia a la actividad cinematográfica.
Gregori, que estuvo acompañado de su mujer, la periodista de origen segoviano Esmeralda Marugán, comentaba ayer que la incorporación de mujeres directoras ha sido lenta en España. Así, desde la pionera, Elena Cortesina (en 1921) a la siguiente, Rosario Pi, pasaron casi quince años, y las siguientes, Ana Mariscal y Margarita Alexandre,son ya de los años cincuenta. En los cuatro casos, además, eran empresarias que produjeron sus propias películas. Después, habría que esperar hasta los años setenta, con las primeras mujeres de la Escuela de Cine de Madrid, como Josefina Molina y, poco después Pilar Miró, entre otras. Fue en los noventa, y sobre todo en la última década, cuando más mujeres se han incorporado, aunque con formación muy diversa. Gregori también explicó que casi la mitad admite una mirada femenina a la hora de hacer cine, mientras otro grupo no lo ve así y algunas tienen dudas.
