En plena espiral de violencia en Egipto, donde varios centenares de personas han fallecido en la última semana y la crisis política va en aumento tras la detención de varios líderes de los Hermanos Musulmanes, la formación que ostentaba el poder hasta el golpe militar del pasado 3 de julio, un tribunal de El Cairo decidió ayer la puesta en libertad del expresidente Hosni Mubarak, que podrá residir en su casa mientras espera que terminen sus procesos judiciales.
La Corte de Apelaciones aceptó una petición del exmandatario, de 85 años y con problemas de salud, para que sea liberado después de que el derrocado dirigiente llegara a un acuerdo en un caso de corrupción al devolver un dinero equivalente a los regalos que recibió de una compañía mediática estatal cuando estaba en el poder.
En este sentido, la Fiscalía anunció que no apelará el auto judicial. «La decisión de liberar a Mubarak emitida hoy es definitiva», señaló el magistrado Ahmed el Bahrawi, de modo que el preso podrá abandonar la cárcel de Tora esta misma mañana.
Mubarak fue condenado a cadena perpetua en 2012 por no evitar la muerte de más de 800 manifestantes durante las revueltas que propiciaron su caída, pero un tribunal aceptó su apelación a principios de este año y ordenó que se repitiera el juicio. Una vista que comenzará este mismo domingo, por lo que su liberación no supone, en ningún caso, su completa absolución.
La decisión del magistrado podría avivar las tensiones entre el nuevo Gobierno de transición, liderado por Adli Mansur, y los islamistas, que acusan a las autoridades de querer restablecer un régimen como el de Mubarak, que gobernó Egipto desde 1981 hasta febrero de 2011, cuando una revuelta popular le forzó a renunciar de su cargo.
Es más, su puesta en libertad se considera controvertida ante la delicada situación del país. Y es que los Hermanos Musulmanes estuvieron ilegalizados y fueron perseguidos durante la era Mubarak. Una persecución que se repite hoy en día. De hecho, después de que el pasado martes las autoridades arrestaran al líder espiritual de dicha formación, Mohamed Badia, las Fuerzas de Seguridad detuvieron ayer a dos figuras islamistas, en el marco de la cadena de capturas de seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi.
Safwat Hegazy, un predicador pro Mursi, fue apresado en la localidad de Mersa Matruh, en el oeste del país, cerca de la frontera con el Líbano, acusado de incitar actos de vandalismo y violencia.
Hegazy participó y fue orador en los campamentos de protesta instalados durante semanas en El Cairo y que fueron desalojados a la fuerza por la policía la semana pasada, en una acción que dejó cientos de muertos.
En el aeropuerto de El Cairo fue, además, detenido Murad Ali, portavoz de los Hermanos Musulmanes, antes de que partiera hacia Italia. Su nombre se encontraba en una lista de prohibición de viaje por su participación en la reciente violencia en el país.
Tras las masivas detenciones, desde la formación islamista indicaron que quieren cambiar la táctica en su enfrentamiento con el Gobierno y, a partir de ahora, organizarán las protestas de manera espontánea y descentralizada, más aún teniendo en cuenta los graves disturbios de la pasada semana, cuando el desmantelamiento de un campamento proMursi acabó en una tragedia con centenares de muertos.
