Hace algunas fechas, el actual párroco de Cuéllar, don Fernando Mateo, manifestaba que, antes de abundar en rumores, quería comunicar que, en septiembre, el equipo parroquial, dos sacerdotes y él mismo, abandonaban la parroquia de la que se ocuparía otro equipo de sacerdotes. Estas decisiones del Obispado y sus asesores, casi siempre causan malestar entre los fieles parroquianos, y ha sido frecuente la protesta por ello en diversas parroquias de la provincia. En el caso de Cuéllar, el asunto se traslada a hace muchas décadas. En 1868, el Obispado decidió que en Cuéllar hubiera una sola parroquia con titular en la de San Miguel, siendo párroco único, don Rafael Hinojal, que lo había sido de la de Santa María de la Cuesta. Desde entonces, los demás sacerdotes que atendían la parroquia eran coadjutores del párroco. Don Rafael murió en 1889, y el sistema institucional parroquial siguió prácticamente de forma similar hasta después de la guerra civil. En 1948, obtuvo, (tras concurso-oposición y méritos), la parroquia de Cuéllar, don Francisco Serrano San Bonifacio, puesto al que renunció en 1975.
Durante este largo periodo, los parroquianos, siempre con pena y disgusto, despedían a los sacerdotes coadjutores cada dos por tres, y han sido numerosos los que lamentaban que cuando se está inmerso en la labor parroquial y comenzando a dar sus frutos, zas, a otro lugar y a comenzar de nuevo. El señor Obispo que fue de la Diócesis, don Antonio Palenzuela Velázquez, modificó el sistema, incorporando a la parroquia de Cuéllar un equipo de sacerdotes jóvenes que pusieran la Parroquia al tanto del Concilio Vaticano II. Este equipo que duró en la Parroquia algunos años más de los que solían durar los antiguos coadjutores, pero más tarde, se volvió a la antigua costumbre, que perdura hasta nuestros días con esta última decisión del Obispado, decisión que se ha alargado al Rectorado del Santuario del Henar que desde que lo dejaron los padres carmelitas, ha estado al tanto del mismo, el cuellarano Carlos García, quien en torno a dos años, ha realizado una labor encomiable como Rector, llevando adelante acontecimientos tan importantes como la celebración del Año Santo Jubilar Henarense y el cincuenta aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen. En la decisión del Obispado, algo muy comentado por los parroquianos, se incluye una novedad: no permanece en la Parroquia ningún sacerdote que, durante algún tiempo, dé el relevo a los llegados, con lo que de trabajo y comprensión va a suponer para los sacerdotes que lleguen, y, sacerdotes y parroquianos, ¡a comenzar de nuevo!
No se suelen dar razones de ningún tipo para “estos movimientos parroquiales”, ni, en principio, se tienen por qué dar, que para eso la institución eclesial es jerárquica, y las decisiones del Obispado herméticas y muy encorsetadas, lo que hace que los parroquianos especulen con el porqué de las mismas: que si es que tal…, que si es que cual.., incluso, ante la incomprensión de los hechos, se cita como responsables de estos a tales o cuales personas, dando nombres de presuntos culpables de estos inesperados movimientos parroquiales.
