Montserrat González se confesó autora de los disparos que acabaron con la vida de Isabel Carrasco con el objetivo de exculpar totalmente a su hija Triana Martínez. Así se lo manifestó la acusada a dos agentes de Policía Nacional de Burgos que llegaron a León para investigar el crimen de la política leonesa. Montserrat, además, les dijo que pretendía “hacerse pasar por loca”. Estas declaraciones se produjeron durante el mediodía del 13 de mayo, un día después del crimen.
Así lo aseguró ayer ante el tribunal del jurado uno de los agentes, perteneciente a la unidad de Policía Judicial, durante la vista celebrada en la Audiencia Provincial de León con motivo del juicio por el crimen de Isabel Carrasco. Un compañero, también perteneciente al cuerpo policial de Burgos, ratificó todas sus declaraciones.
El inspector indicó, a preguntas del Ministerio Fiscal, que era “manifiestamente falso” que él y su compañero coaccionaran a Montserrat González para que confesara los hechos y que ella accedió a declarar porque quería exculpar a su hija, Triana Martínez, y que ésta quedara en libertad.
El agente señaló además que durante su declaración, Montserrat se mostró muy preocupada por su hija y decía que había matado a Isabel Carrasco porque estaba “harta del trato que daba a Triana. Ella cuando contaba este relato —presuntas vejaciones de Carrasco a su hija— estaba desencajada, tenía que claro que era Isabel Carrasco o su hija”.
Montserrat incluso llegó a decir, según los agentes, que había oído que “había que contratar a un sicario” para matar a Isabel Carrasco y que ella había dicho “qué va, eso ya lo hago yo”. No obstante, los agentes aseguraron que en esa primera declaración en “ningún momento” Montserrat se refirió a los supuestos abusos sexuales de la víctima a su hija Triana.
En esa misma declaración, la primera tras el crimen, la autora confesa reconoció que había entregado el revólver, oculto en un bolso, a su hija Triana en el pasadizo existente entre la plaza del Mercado Colón y Gran Vía San Marcos. Algo que Montserrat negó en su declaración ante el juez, en la que afirmó que había tirado el bolso en un chaflán de la calle Lucas de Tuy cuando emprendió la huida tras el crimen.
Cuando Triana fue interrogada por el fiscal en la Audiencia Provincial de León ratificó la versión dada por su madre en sede judicial y afirmó que Montserrat había arrojado el revólver en la calle y que ella lo había recogido porque pensó que podría tratarse de una pistola de su padre, el comisario de Astorga.
Los agentes de la Policía Nacional de Burgos explicaron que, posteriormente, decidieron juntar en el mismo despacho a Montserrat y su hija Triana con el objetivo de que ambas se tranquilizaran. En ese momento, Montserrat le dijo a Triana “tranquila que voy a declarar que he sido yo, tú vas a quedar en la calle porque voy a declarar que tú no tienes nada que ver”.
Montserrat, además, les dijo a los agentes que no se molestaran en buscar el arma homicida porque “no está en el río porque la tiene una tercera persona”. Ahí se produjo una pequeña discusión entre madre e hija y Triana espetó “mamá ni se te ocurra decir quién tiene el arma, que es policía”, algo que dijo entre dientes y escucharon los agentes.
El inspector de Burgos también precisó que nunca ofreció ningún trato a las dos detenidas para que confesaran y que era “una barbaridad absoluta” que les dijera que iba a hacer aparecer el arma en una alcantarilla para exculpar a Raquel Gago, como manifestaron en otras jornadas del juicio las defensas de las tres acusadas del crimen.
Los testigos explicaron que otro agente recibió una llamada de Raquel Gago para contarle que había encontrado en su coche un bolso que contenía el arma y que se desplazaron a su domicilio, junto a otros agentes, para recoger el arma y tomar declaración a Gago, que se encontraba “nerviosa”. El revólver apareció 30 horas después del crimen.
Durante la mañana de ayer, declararon también otros testigos, entre ellos, la agente de Policía Nacional encargada de realizar a la autora confesa la prueba de residuos de bala. Esta aseguró , que Montserrat se mostró dubitativa a la hora de realizarse la prueba, algo que finalmente aceptó.
Otros de los agentes de Policía Nacional que prestaron declaración ofrecieron detalles de los reportajes fotográficos realizados en la escena del crimen, así como en el coche de Raquel Gago, lugar donde se encontró el arma revólver, y en el propio domicilio de Triana Martínez.
Varios agentes explicaron que en dicho domicilio había multitud de recortes, fotografías y demás elementos sobre Isabel Carrasco. Además, en el inmueble también se encontró una pistola Royal, dentro de un bolso bandolera, distinta al arma que acabó con la vida de la política leonesa.
