Después de una semana de encontronazos con Alemania, que se opone radicalmente a que el Banco Central Europeo (BCE) eche una mano a Italia y a España con la compra de bonos, el primer ministro transalpino, Mario Monti, reclamó ayer a la canciller germana, Angela Merkel, que conceda más «apoyo moral, no financiero» a los Estados afectados por la crisis de la deuda soberana, al tiempo que le pidió más margen de maniobra. Además, recordó que la banca de Berlín o de París han obtenido importantes beneficios con rescates como el de Grecia.
De este modo, Monti advirtió de que la crisis del euro amenaza la cohesión del Viejo Continente y, de hecho, se mostró «preocupado» por el sentimiento antialemán que está apareciendo en su país. «Tenemos que trabajar duro para enfrentarnos a una disolución psicológica de la Unión», manifestó.
«Si comparamos a Europa con una catedral, el euro es la más perfecta de sus torres, hasta ahora», opinó el mandatario. Si la moneda común se convierte en un factor del desmembramiento europeo, «entonces serán destruídas las bases del proyecto», pronosticó.
Por ello, agregó, «la función primordial de los dirigentes es la de explicar la situación real de la UE y no ceder ante los viejos prejuicios». «Entre el norte y el sur hay prejuicios mutuos. Es muy preocupante y los tenemos que combatir», urgió.
En este sentido, incidió en que hay un «enfrentamiento frontal con acusaciones cruzadas». «La mayoría de los germanos creen que Italia ha recibido ya ayuda financiera de Berlín o de Bruselas, pero eso no es cierto. No hemos recibido ni un solo euro», aseveró.
Así, insistió en que sus reclamaciones a Alemania se basan en el «apoyo moral», para poder salir de una situación que podría provocar «el desmembramiento» de la eurozona.
Por otra parte, Monti acusó de forma indirecta a Finlandia de contribuir al agravamiento de las tensiones en los mercados. «Hay un par de países que están al norte de Alemania que cada vez que llegamos a un consenso en el Consejo Europeo, uno o dos días después dicen cosas que cuestionan nuevamente este consenso», se quejó.
Monti recomendó a los jefes de Gobierno de la Unión Europea preservar su libertad de acción frente a sus propios Parlamentos: «Cada Ejecutivo tiene también el deber de educar al Parlamento. Si los Gobiernos supeditasen por completo sus decisiones a sus Cámaras sin conservar un margen de negociación propio, sería más probable que Europa se desmembrase a que se integrase de forma más estrecha».
En cuanto a la situación concreta de su país, Monti subrayó que el Estado «ha reducido rápidamente el déficit presupuestario y ha hecho las reformas estructurales que aumentan el potencial de crecimiento». «A pesar de los considerables sacrificios, los italianos han aceptado esta línea», agregó.
Monti destacó la «tranquilidad actual» y agregó que lograrán agotar la actual legislatura. «Si todo va según lo previsto mantendremos el cargo hasta abril de 2013», concluyó el dirigente.
