La privilegiada visión del alemán Mesut Özil y un gol final clave condujeron ayer al Real Madrid a la remontada tras una exhibición física, para acercarse a la semifinal de Copa del Rey, ante un Atlético irregular que evitó un marcador en contra más amplio gracias a la exhibición de David De Gea (3-1).
El derbi de la capital de España ha perdido la espectación del pasado, ha rebajado la tensión en su alrededor, extinguido el cruce de declaraciones. La polémica previa. Pero no ha visto afectada en un ápice su intensidad. Los jugadores del Real Madrid y el Atlético dieron un recital. Una exhibición de esfuerzo que engrandece la Copa del Rey.
El pitido inicial desataba un encuentro sin respiro. Al más puro estilo inglés. Propio de una Copa del Rey, pero en esta edición con actores principales. Los grandes sí van por el título. El bloque rojiblanco era consciente de la importancia de marcar en el Bernabéu. Salió con la cabeza arriba. Dispuesto a golpear. Y lo consiguió.
Justo cuando comenzaba a carburar la maquinaria blanca con llegadas de Özil y Cristiano Ronaldo, frenó en seco. Un pase preciso a la espalda de Ramos de Reyes, plantó al ‘Kun’ ante Casillas en fuera de juego. Fue derribado en su regate pero el balón cayó en los pies del uruguayo y lo envió a la red.
El Atlético de Madrid encontraba el premio y debía gestionarlo. No supo hacerlo. La encolerizada reacción ‘merengue’ le atropelló. Se fue asfixiando con el paso de los minutos, encerrándose según desaparecían su centro del campo. Con Assunçao y Raúl García superados. La verticalidad madridista se apoyó en dos figuras claves. La presencia ofensiva de Marcelo. La omnipresencia de Cristiano. Solo una exhibición de De Gea mantuvo en pie a los rojiblancos. Y al tercer ‘misil’, los de ‘Mou’ empataron. Un testarazo de Sergio Ramos en un saque de esquina igualó el duelo.
El Atlético pasó a defenderse con individualidades. De una acción en solitario de Juanfran (pidió mano de Ramo), una genialidad del ‘Kun’ o un disparo de Forlán. Empequeñecido ante el poderío físico blanco. Cuando el Madrid aprieta el acelerador son pocos los que aguantan.
Debía reaccionar el bloque ‘colchonero’ en la reanudación. Demostrar razones para no agrandar una línea negativa en los derbis -18 consecutivos sin vencer-, y demostró que si el Real Madrid bajaba el ritmo sería castigado. Y los del Manzanares pasaron de poder asestar un golpe de efecto con un palo de Forlán a la eliminatoria del sufrir.
Özil es un futbolista superlativo. Lee el fútbol a una rapidez mayor al resto. Enmarcó su partido con una jugada en la que anestesió a sus marcadores para inventar un pase con marchamo de gol, que remachó Cristiano Ronaldo.
El Real Madrid cumplía el objetivo. Y el alemán no desaprovechó un desgraciado regalo de los
