Ha costado, ha tardado, pero ha llegado, un año más, hemos podido ver nuestra Villa de Cuéllar nevada, aunque sea por poco tiempo, la estampa siempre es digna de admirar, pero, debemos de cambiar la forma de apreciar ciertas cosas como este fenómeno meteorológico.
Y es que, la sociedad ha involucionado hasta el punto de ver “más bonito” una nevada caer a través de la pantalla de nuestro smartphone, que, a través de nuestros propios ojos, dejando de percibir la mayor parte de increíbles detalles que perdemos al observarlo a través de la pantalla.
Esta involución ha traído para quedarse, un problema generalizado, ayudado por los famosos “filtros” de nuestras cámaras y apps, a través de los cuales, apreciamos más ciertos detalles que en la realidad, pero, todos sabemos que, aunque parezca visualmente más armónico, dejamos de observar todas aquellas percepciones que solo el ojo humano junto con el resto de sentidos de nuestro cuerpo puede discernir.
La nieve, ese fenómeno meteorológico que en idéntica proporción nos genera belleza y preocupación cuanto más se produce, es tan espectacular y escaso de observar, que deberíamos plantearnos el levantar unos minutos nuestra cabeza de la pantalla, y mirar por encima de ella, disfrutando de tan bella estampa que luce nuestra Villa.
