Más de una treintena de personas se reunieron en la Academia de Artillería para visitar la colección de minerales, rocas y fósiles, con motivo de la actividad organizada dentro de los ‘Domingos de Patrimonio’.
En una fresca mañana y despidiendo el mes de septiembre, varios turistas y vecinos de Segovia quisieron conocer una parte más de todo lo que forma el patrimonio de la ciudad. Esta vez, la actividad programada se realizó en la Academia de Artillería a cargo del doctor en Ciencias Geológicas, Andrés Díez Herrero.
Tanto niños como mayores se dieron cita el pasado domingo de patrimonio para descubrir una colección de minerales, rocas y fósiles compuesta por 3.800 piezas. Esta colección es una de las más antiguas documentadas en el mundo y su origen se remonta al menos al año 1711, aunque han ido integrándose en la Academia de Artillería a lo largo de los últimos 250 años.
“Probablemente sea la colección más antigua del mundo documentada, pero lo realmente interesante son las fantásticas historias que están detrás de cada uno de estos minerales”, señaló Díez Herrero.
La visita comenzó desde las afueras de la puerta principal de la Academia, donde el geólogo puso en situación a los visitantes y explicó los principales detalles de la fachada y del antiguo claustro del convento de San Francisco. Seguidamente se pasó a la Sala de Ciencia y Tecnología, donde se encontraba la gran colección de minerales y los cientos de instrumentos con los que antiguamente trabajaron los militares en sus enseñanzas en química, física, electrónica y otras muchas materias que se estudiaban.
A continuación en el aula García Loygorri, Díez Herrera tenía preparada una exposición con 24 minerales que los visitantes pudieron tocar y observar de cerca, además de escuchar las historias que escondían cada uno de ellos. Los etiquetados históricos, las aleaciones y fundidos, los azufres de Conil, las piezas de Luis Proust, las expediciones de los hermanos Heuland, el tesoro del delfín, el oro de Rusia, las rocas formalizadas, piezas firmadas por el capitán que da nombre a una calle de la ciudad, José María Fernández Ladreda, y otras muchas más curiosidades e historias son las que el geólogo expuso en la actividad, dejando boquiabierto a más de uno y con ganas de seguir descubriendo.
Actualmente la colección, que se agrupa en cinco conjuntos, está totalmente catalogada y destaca por la importante información histórico-científica que atesora. “No se caracteriza por la calidad mineralógica y estética, debido a que su principal misión era la enseñanza”, subrayó Díez Herrero.
A través del etiquetado de las piezas se puede reconstruir la evolución de las clasificaciones mineralógicas y petrológicas en España a lo largo de los dos últimos siglos.
