En el escenario de la batalla que se viene llevando a cabo desde hace tiempo contra el coronavirus asesino que está azotando al mundo y por consiguiente a España, destacan –aparte del político, que es otra cosa- tres frentes dignos de elogio: el sanitario (que sin los recursos necesarios se está dejando el alma), el de las Fuerzas Armadas ( que está demostrando una logística y una capacidad impresionantes) y el social (con iniciativas de solidaridad ejemplares). Los tres evidencian una disposición frente a la adversidad que vienen a ser un claro ejemplo de firme reacción ante una situación sobrevenida que ha desbordado la estrategia y los recursos del Gobierno al que se le ha visto absolutamente desbordad para frenar una pandemia anunciada respecto a la que por prepotencia, improvisación y retrasos no ha sabido hacer frente puntualmente y que se le ha ido de las manos. Y así nos va.
El frente sanitario. Digno del mejor elogio por cuanto que, según se está demostrando y aún con la carencia de medios con que hacer frente a la infección, como ha venido denunciando desde hace casi mes y medio, están luchando a brazo partido y con un sentido admirable de profesionalidad y responsabilidad que les está llevando a la extenuación y a la desesperanza por la impotencia. Ese esfuerzo, ese riesgo y esa falta de medios de protección les esta llevando a asumir un riesgo del que se derivan ya más de 2.200 profesionales contagiados y en cuarentena. Debe ser para ellos (y asi se les reconoce con ese aplauso solidario que resuena todos los días a las 8 de la tarde y aún más en el fuero interno de la ciudadanía) ciertamente doloroso tener que trabajar en esas condiciones de falta de medios y de lugares apropiados para la restauración de la salud quebrantada (piensen por un momento en esos hospitales de campaña, o en los alojamientos en pasillos, bibliotecas, salones de actos ¡yo que se!). Y lo más lamentable de todo es que el Gobierno –con tanto ministro incompetente- sea incapaz de atajar (por el medio que sea) esas carencias que en muchos casos ya conducen a la muerte. Sólo se escuchan dilaciones, demoras y vanas justificaciones de las que algún dia deberán asumir responsabilidades. Es más incluso no se sabe si cuentan con farmacología idónea y suficiente para aplicar cada dia. Por eso digo que el de la Sanidad es un frente ejemplar.
El Ejército y las Fuerzas Armadas. Se trata de otro frente fuerte, organizado, disciplinado y con una capacidad de logística verdaderamente ejemplar. Desde la “Operación Balmis” bajo la planificación del General de Brigada José Manuel Vivas, se coordina la UME, NBQ, E-mad, Jemad, MOPS, SARS,etc. a través de las cuales se contempla la eficiencia de la estrategia , el despliegue de las Fuerzas Armadas poniendo a casi 4000 militares al servicio del Estado, gobiernos autonómicos, etc. a través del Ministerio de Defensa (Tierra, Armada y Aire). Entre sus misiones se cuenta la desinfección de hospitales y centros sanitarios, residencias de la 3ª edad, montaje de campamentos, transporte logístico, patrullas presenciales, actividades de formación, transporte de cadáveres y féretros, apoyo de material clínico, de material de campamentos, apoyo a la instalación y mantenimiento de hospitales de campaña y centros de acogida,transporte de material sanitario,etc,etc. Como se ve, un claro ejemplo de eficaz entrega a la causa que merece un aplauso. En la misma línea andan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (Guardia Civil, Policia Nacional y Policias Autonómicos y locales) ¡Por cierto! En una reciente aparición televisiva la Ministra de Defensa, Margarita Robles (el único miembro del Gobierno que está demostrando eficacia) decía algo que me llamó la atención: “El Ejército llega a donde otros no pueden o no quieren llegar”. ¿qué quiso decir?.
El frente social solidario. Claro dentro de ese escenario de lucha contra el virus no podía dejar de mencionar el – maravilloso ejemplo de solidaridad que se está produciendo en este momento históricamente dramático entre la población civil. No pasan desapercibidas esas muestras de empresarios poniendo sus hoteles a disposición para lo que haga falta, ropas, enseres, colectas anónimas para comprar material anti contagios, pueblos enteros y firmas especializadas en la fabricación de batas, mascarillas, guantes, máscaras de buceo, viseras, etc. Y por citar el hermoso ejemplo del niño que, conmovido por lo que pasa, decidió romper su hucha para ayudar a comprar mascarillas ¡qué gesto más hermoso!. Se que en la brevedad de este artículo se quedan fuera de la cita otros muchísimos ejemplos de lealtad, entrega y solidaridad que es imposible –por su dimensión- poder resaltar aquí. Pero espero que sea suficiente con el aplauso de hoy (y de todos los días) a las 8 de la tarde para que reciban todos ese reconocimiento y el más profundo gesto de gratitud. Gracias a todos. A quienes pelean en esa primera línea y a los que colaboran desde la retaguardia.
