No sé si los desconcertados miembros de la Plataforma en Defensa del Policlínico se habrán recuperado ya del pasmo que les produjo el otro día la Consejera de Sanidad Verónica Casado descartando de forma contundente la reapertura del Policlínico para usos asistenciales sanitarios, con lo que frustraba así más de 15 años de reivindicación y lucha frente a la indiferencia y obcecación —traducida en falta de colaboración por la Junta— para atender los derechos y legítimas aspiraciones de la población segoviana a fin de recibir la asistencia que merece.
La reacción de la Plataforma (que también cuenta con la solidaridad de otras formaciones sociales y usuarios de la Sanidad pública) no se hizo esperar, no obstante, calificando de “argumento peregrino” la excusa alegada por la Consejera al término de su “paseíllo triunfal” por las instalaciones asistenciales de la capital. Aprovecharon también, como no podía ser de otra manera, el radical y sospechoso cambio de criterio sobre el tema del actual Gerente de SACYL, Manuel Mitadiel (procurador regional por Ciudadanos en la anterior legislatura) quien siendo procurador regional pelado, afirmaba en su día ante las Cortes Autonómicas nada menos que “queremos instar a la Consejería de Sanidad para que a través de la Gerencia Regional de Salud (cargo que curiosamente ostenta ahora él) se realice un proyecto para la recuperación completa del uso sanitario de Policlínico con presupuestos definidos” Sin embargo, al codearse con la Consejera Casado el susodicho gerente Mitadiel cambiaba radicalmente de opinión apoyando el argumento de la Consejera de que “como no es suyo ese edificio y no habiendo una necesidad asistencial notoria” buena gana de meterse en problemas que pudieran resolver las necesidades de una mejor asistencia de los asegurados segovianos con la salud quebrantada. ¡Sí que fue rápido en cambiar el chip! ¡Qué cosas tiene la política! De ahí si no las saturadas listas de espera quirúrgica, consultas, pruebas diagnósticas, consultas externas, insuficiencia de plantillas profesionales, colapsos en los Centros de Asistencia Primaria y también escasez de profesionales que impiden suplir sustituciones o ausencias.
Desde luego todo el mundo sabe que no es de la Junta el edificio del Policlínico sino del Estado. Más también sabe que no son pocos los edificios o inmuebles ajenos que ocupan en algunos casos bien costosos.
En todo caso en lo que tenía que reflexionar la Consejería de Sanidad —la Junta, por extensión— es en lo que supondría de alivio para todas esas necesidades enumeradas de cara a la prestación de una menor —y más legítima— asistencia sanitaria a los segovianos, descongestionando algunos servicios que bien pudieran prestarse (como lo fue en su día) en cuanto a pruebas, consultas, cirugía menor, estancias de recuperación y apoyo, etc. A esa funcionalidad —como si fuera poco— se añadiría la recuperación y revitalización de un edificio emblemático en el centro de la ciudad tildada de despoblación acelerada por falta de servicios. Todo es cuestión de contemplar estas reivindicaciones con la misma perspectiva dotacional con que se ojean las necesidades en otras provincias. Máxime teniendo en cuenta —según mantiene la Plataforma en Defensa del Policlínico— la excelente disposición del Ministerio de Empleo y Seguridad Social con respecto a una posible cesión en ventajosas condiciones a la Junta de Castilla y León. Al parecer lo tienen bien estudiado. Al menos ¡escúchenles!