A juzgar por lo que se ve, no parece que vaya a ser muy jubiloso y transparente para el Ayuntamiento el tránsito de este año que fenece al 2.020 que está, como quien dice, a la vuelta de la esquina. Parece como si para algunos en vez de comer las uvas hubieran de comerse las pasas. Lo digo por que le quedan flotando al equipo de gobierno municipal cuatro temas—destacados sobre los demás—que parecen haberse enquistado en la controversia. Temas que en algunos casos (como el CIDE –hijo putativo del CAT de Arahuetes que llevan sobrevolando más de diez años) sin que nadie haya sido capaz de zanjarlo. Y temas, sin duda, que la estarán quitando el sueño a la alcaldesa pese a su buena voluntad y empeño en echarlo a andar.
Desde que se puso la primera idea sobre la mesa (que no estaba mal) ha sido un constante rosario de despropósitos, de incertidumbres, de permanentes inversiones, de plazos y de usuarios incumplidos y, sobre todo, una falta clara de la transparencia precisa en este tipo de proyectos. Las distintas fuerzas de la oposición durante esa década larga no ha sido capaz de poner en claro los dineros que se llevan invertidos allí y menos aún lo que falta por llevar, ni si se cuenta con los necesarios apoyos económicos —de nuevo— para digerirlo. Es un gran culebrón al que no se le ve la cola. Y viene a ser, por tanto, posiblemente la mayor causa de insomnio de Clara Luquero. Punto número uno.
Punto dos. Otro tema enquistado debe hacer referencia al tan traído parking de Los Tilos, que tan pronto aparece como se esfuma. Nunca deja de ser noticia pese a que en más de una ocasión ha sido rechazado no sólo por el Consistorio sino por los propios Tribunales de Justicia, que no lo ven adecuado. Pero aun así se sigue dale que dale al citado parking de la discordia. Hoy vuelven a cobrar actualidad esos diez o doce años de desventuras. Y es así por el propósito de la alcaldesa de poner fin al contrato para su construcción por la empresa Isolux Corsán que no llegó a hacer sino algún escarceo técnico por lo que reclamó al Ayuntamiento una cantidad exagerada como indemnización por el desistimiento. Ya en 2016 el Ayuntamiento le abonó 997.650 euros (Tampoco se ha clarificado lo que pudiera haberse llevado antes). Ya nos dirán. El que siga pidiendo esta sociedad concesionaria otros 95.600 euros, por ciertos trabajos efectuados al margen del contrato encargados por no se sabe quién y “sin que aparezca documentado en ningún contrato de adjudicación de tales trabajos ni exista procedimiento contractual alguno que sirva de cobertura para el reconocimiento de esos servicios prestados” según afirmaba la jefa de Patrimonio y Contratación Municipal. De modo que en opinión de la oposición esa liquidación que pone fin al contrato es cuando menos dudosa, por cuanto tales irregularidades pudieran estar al margen de la Ley. Aunque finalmente fue aprobada la propuesta de liquidación, no deja de ser otro motivo de insomnio.
Lo de la Auditoría Operativa de Urbanismo (como se recordará insistentemente reclamada por Ciudadanos) no viene a ser de menor entidad. Se ha hecho público que su resultado ha desvelado un déficit de más de seis millones de euros en las cuentas de Urbanismo entre 2013 y 2016. Los auditores han asegurado que se ha constatado “una política poco realista y de alto riesgo la que ha llevado a cabo el Ayuntamiento y también censuran que para su trabajo de investigación no se les facilitaron todos los datos y documentos necesarios requeridos para mayor claridad, mientras Izquierda Unida y Ciudadanos aseguran que seguirán “beligerantes con el urbanismo”. No deja de ser curiosa, por otra parte, la coincidencia de que pocos días antes de conocerse el resultado de la Auditoría, quien fuera Jefe de Urbanismo de Segovia, Emilio García de Castro, haya obtenido su traslado oficialmente para dirigir el Servicio Territorial de Industria de la Junta de Castilla y León.
Y, como más reciente, la sorpresa de la ralentización de las obras para la instalación de ascensor en la calle de Gascos. ¡Hombre, que la dificultad encontrada y la subsiguiente paralización de la obra venga determinada por elementos geomorfológicos encontrados al excavar para la cimentación de la obra no deja de ser sorprendente! Por no contar previamente con el rigor aplicado a cosas menores por la Junta respecto al obligado estudio geomorfológico y prospección arqueológica en una zona especialmente sensible. Es inaudito pensando en la vulnerabilidad de aquel espacio. En consecuencia también es otro elemento como para no pegar ojo. Y es que al Ayuntamiento le crecen los enanos.
En todo caso, que todos tengamos unos felices 20. Que falta nos hace.
