El Adelantado de Segovia
lunes, 17 noviembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

Miguel Ángel Herrero – San Roque, un año más

por Redacción
27 de julio de 2020
en Opinion, Tribuna
MIGUEL ANGEL HERRERO
Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

Mi teatro

La normalización del deterioro

Menos penaltis y más croquetas

El próximo 16 de agosto, celebramos la festividad de San Roque. Ese día, la ciudad -representada por su actual regidora- renovará el tradicional voto al santo. En esta ocasión, la ceremonia tendrá lugar en la Catedral, según la oportuna decisión de la parroquia de San Millán. Cada mes de agosto, a lo largo de cuatro siglos, Segovia recuerda con agradecimiento que fue milagrosamente liberada de la peste. La actual pandemia del Covid-19, que sufrimos nos acerca más a aquellos tiempos de finales del siglo dieciséis y se hace más presente la figura del santo. A pesar del tiempo transcurrido y de las grandes diferencias culturales, nos unen circunstancias muy parecidas con aquella sociedad. Entonces, con precarios conocimientos científicos, pero con abundantes recursos morales y espirituales, que hoy escasean.

Aquellos lejanos sucesos los cuenta Colmenares; nuestro primer cronista. “Desde 1596, algunos pueblos de Castilla estaban inficionados de un mal activo, maligno y contagioso”. Sobrevino, además, “gran falta de pan por la poca cosecha del agosto de 1598 que en las eras llegó a venderse la fanega de trigo a treinta reales. Y con el poco sustento y malo, la dolencia cobró fuerzas. Un viernes, veinte y seis de febrero de ese año, se produjo el primer enfermo y murió el lunes siguiente” (…). El pueblo se llenó de temor. Las autoridades decretaron el confinamiento de la ciudad, ordenando que se “tapiasen las entradas”. Se tomaron 10 medidas, algunas de ellas, nos resultan familiares. “1). Se prohibieron todas las juntas o concursos, comedias, escuelas y aun sermones; 2). Se designaron personas en parroquias y barrios, que visitando las casas, avisasen de los enfermos y sus enfermedades; 3). Se situaron asilos fuera de la población: las ermitas de Santa Lucía, Santa Catalina (…); 4). Se reservaron dentro de la ciudad el hospital General de la Misericordia y el de los Desamparados, para enfermos no apestados; 5). Se decretó que cirujanos, barberos y todos sirvientes de los hospitales vistiesen cuero o bocací (tela especial), para resistir algo al contagio; 6). Que cada día, al poner del sol en plazas y calles, se encendiesen hogueras de enebro, madera olorosa, que por costa común se trajese de los montes de Sepúlveda, y todos ‘sahumassen’ sus casas con olores; 7). Que las boticas se visitasen y proveyesen con cuidado y abundancia; y a los médicos se les acrecentasen los salarios públicos; 8). Que los difuntos fuesen sepultados dentro de seis horas a más tardar; 9). Que la ropa de camas y casas apestadas se llevase en carros a lugares señalados para quemarla; 10). Que todos considerasen que daño y plaga tan general pedía general cuidado y amor con los afligidos”. Prosigue así Colmenares describiendo el trágico escenario, donde “todo era lástima y horror, enfermos y difuntos, llenándose los templos y ‘cimenterios’ de cadáveres”.

Se hizo todo lo posible y, sin embargo, la mortandad crecía amenazando con extinguir la población. Fue entonces, cuando la ciudad imploró la intercesión de San Roque, “abogado de la pestilencia”, canonizado en 1584. Nacido en Montpellier en 1295, era hijo del gobernador Jean Roch de la Croix. Viajó por Italia, cuando la peste azotaba algunas ciudades. Atendió generosamente a los enfermos que encontraba, con riesgo de su salud y él mismo fue víctima de la peste. El nombre de Roque o Roc alude a la fortaleza de la roca y, sin duda, era el más cualificado para acabar con la epidemia de Segovia. La había combatido en vida y, una vez canonizado, contaba con el respaldo divino para favorecer a los devotos creyentes, beneficiándose también ateos y racionalistas diversos; por supuesto. Así pues, el domingo ocho de agosto, durante la “misa mayor en la iglesia Catedral, don Antonio de San Millán, decano del consistorio, ante un misal y una cruz, “en nombre de la ciudad votaron [prometieron] celebrar la festividad de San Roque, cada año en diez y seis de agosto, asistiendo en forma de ciudad a la misa mayor en la Catedral”. Pocos días después, se produjo “tan evidente mejoría que, habiendo muerto en seis meses más de doce mil personas, miércoles primero día de setiembre salieron del hospital de los Convalecientes más de quinientos a dar gracias a Dios en la iglesia mayor de la salud recibida de su mano”.

Vencida la peste por intercesión de San Roque -cuenta Colmenares- que el rey (Felipe III) deseaba ver y alegrar a Castilla, afligida con la general peste del año anterior, determinando comenzar por nuestra ciudad”. Como pueden imaginar, (también los más republicanos), la visita real se celebró con alegres manifestaciones populares y “mucho lucimiento y gala de desfiles de audiencias, procuradores, notarios y escribanos vestidos de terciopelo liso negro, forros de raso blanco prensado, y aderezos dorados.” En la iglesia de San Martín, el rey y su séquito asistió a la “oración y oyeron un coloquio y villancicos de los mozos de coro; de allí partieron al alcázar, donde llegaron al caer de la noche, que fue alegre y vistosa de fuego, luminarias, cohetes y alegrías”.

Volviendo a nuestros días en las vísperas del santo, recordamos brevemente su historia y comprobamos que, a pesar del enorme progreso de todo tipo, en algunas cuestiones vitales tampoco hemos avanzado tanto. Las frecuentes y rápidas comunicaciones facilitan los contagios y las epidemias se convierten en pandemias llegando a cualquier rincón del planeta. Por fortuna, hoy día contamos con más medios científicos y técnicos. Desde luego, nada nos impide seguir confiando en la ayuda de San Roque. Además, su intervención nos será muy necesaria para que, en breve plazo y sin equívocos, la Junta de Castilla y León construya un segundo hospital, como insistentemente demanda la ciudad y la provincia; lo que parece un “milagro” más fácil que liberar a Segovia de la peste.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda