Un año más la tarde del 24 de Diciembre en Segovia fue sinónimo de fiesta, diversión, calles llenas de gente, y lo peor, falta de previsión municipal, que llevó en muchos casos a actos poco cívicos y mucha basura.
Y es que en Segovia somos muy dados a adoptar tradiciones, sobre todo si son festivas, o a inventarlas si hace falta, y sin duda la ‘Tardebuena’ la hemos acogido con fuerza y ganas.
Hay que reconocer que como buenos segovianos cuando no hay gente en las calles decimos que esta ciudad es aburrida y que no hay nada, y sin embargo cuando una actividad o festejo llena las calles y los bares nos quejamos de la incomodidad, de lo difícil que es pedir una consumición, de la falta de pinchos, o de cualquier otra cosa que cambie esa rutina que tan aburrida nos parece.
Pero si algo me ha sorprendido de este día, inocente de mí, es la falta de luces de nuestro Ayuntamiento, y no hablo de la iluminación navideña…
La peregrina idea, mal ideada, peor explicada y nefastamente llevada a cabo de los vasos de plástico en los que se obligó a servir las consumiciones ha sido sin duda un sinsentido que ha provocado justo el efecto contrario al que supuestamente se perseguía.
Por un lado, clientes enfadados por tener que tomar un vino en vaso de sidra y de plástico, por otro, un mar de suciedad tirada por el suelo de la Plaza Mayor y sus alrededores, ¡Viva la sostenibilidad, la ecología y la lucha contra el cambio climático!
Miren, el problema no son los clientes de los bares donde se toman un vino, un vermut o una cerveza en las ventanas o terrazas, estos lo hacen en vasos de vidrio totalmente reutilizable que no arrojan al suelo, salvo desgraciado accidente. El problema, lo tienen cuando a media tarde comienza el botellón en la propia Plaza, ahí si se generan residuos esparcidos por el suelo, y esto querido Ayuntamiento no lo generan ni los bares ni sus clientes, salvo que con ideas como los vasos de plástico estos comiencen a ser menos cuidadosos.
Pero por difícil que parezca algo me sorprendió aún más en ese día, alguien del grupo con el que me encontraba nos avisó “habéis puesto el ticket de la ORA”, inmediatamente varios pagaron por la aplicación móvil, aunque se creó una discusión sobre si la tarde del 24 el servicio estaba activo, aunque la aplicación y los parquímetros sí cobraban los importes.
Decidimos salir de dudas llamando a la Policía local donde fui atendido de manera muy amable por un agente que me dijo que yo era la quinta persona que llamaba preguntando y que ellos no tenían instrucciones en uno o en otro sentido, así que no sabía, que estaba tratando de localizar a alguien en la empresa pero que no podía y que por tanto me aconsejaba pagar.
Sorprendido por la falta de información de la propia Policía le deseamos Feliz Navidad y ahí terminó la conversación con el agente.
Con la tranquilidad de haber realizado el pago seguimos por la zona hasta casi media tarde y al ir hacia el vehículo nos encontramos a dos agentes en el cruce de la calle Colón y una vez más tratamos de resolver la duda, en este caso la respuesta no fue tan amable aunque sí igual de ambigua. De una manera mal encarada, no diré maleducada, me respondió que no sabía pero que pagara, que él no se iba a arriesgar a que luego le reclamara si me ponían una multa. Le dije que así lo había hecho, pero que por ende si el servicio no estaba activo a quien le reclamaba los euros introducidos en el parquímetro, “al Ayuntamiento” fue su respuesta.
Junto a este agente veterano se encontraba un joven uniformado de los que están en prácticas que decidió intervenir en la conversación, y en este caso sí, peor encarado, maleducado y absolutamente soberbio (por un instante creí que el propio D. Pedro Arahuetes dirigía en persona la formación de los nuevos agentes y este era sin duda un alumno aventajado) me dijo que pagase, que no molestase y que ellos no tenían porqué saberlo ya que el servicio lo llevaba una empresa privada.
Hasta su propio y veterano compañero bajó la cabeza y no sabía que decir, así que le ayudé en la formación del joven agente recordándole que la empresa tan solo vigila el cumplimiento de una norma municipal, y que es el Ayuntamiento quien regula el servicio y que por favor hablara un poco mejor a los ciudadanos.
Como vi que sería imposible obtener ninguna respuesta coherente sobre el servicio ORA, y que mi apoyo en su formación parecía incomodarle más que agradecerlo les dejé, y sí, seguí pagando el ticket.
Quitando estos problemas de suciedad y desinformación, la ‘Tardebuena’ en Segovia es divertida y animada, un genial preludio a una agradable cena en familia.
Y por cierto, no sé si nos enteraremos nunca de si en esta ‘Tardebuena’ se multó o no, de si el servicio ORA estaba activo o no, y de no ser así dónde fueron a parar los miles de euros que el Ayuntamiento recaudó de manera irregular a los segovianos, a lo mejor da para que alguno pase más de una “tarde bien buena”, pero sin plástico por favor.
