Este titular es el precioso lema de la Campaña de Cáritas con motivo de la celebración del Corpus. Poner la esperanza en las personas y no en la tecnología, en la ciencia o en la política, dicho sin afán de comparar pero sí de provocar, se ha demostrado inútil. La tecnología porque nos ayuda a vivir mejor pero no a ser mejores como lo demuestra el uso de las redes sociales que es, con frecuencia, el eco de lo peor de la condición humana. La ciencia porque aunque el conocimiento avanza a un ritmo vertiginoso, no consigue responder a las inquietudes, insatisfacciones y desvelos más íntimos de la condición humana. Y en cuanto a la política… sobran las palabras.
Para justificar que la confianza en la persona merece la pena, Cáritas Segovia ha presentado su memoria anual. En ella se mira atrás no con afán de presumir sino de proyectarse hacia el futuro. Para saltar hay que dar unos pasos atrás. Hace ya unos años, Cáritas dio el primer salto. Desde su fundación, Cáritas desarrollaba su actividad de un modo asistencial. En las parroquias repartíamos bolsas de comida, ropa o vales de compra para una tienda. Pagábamos algún recibo de luz o ayudábamos con el alquiler. El primer salto de Cáritas fue pasar del asistencialismo, sin que el calificativo pueda ser interpretado como peyorativo, a la promoción. Como síntoma, la sustitución del economato por las tarjetas de compra y el ropero por la tienda de Moda-Re.
La apuesta por la promoción es la apuesta por la persona porque es hacerle sentir que ella misma puede salir de su situación de dependencia. De esta forma se trataba no tanto de satisfacer la necesidad inmediata, sino de ayudar a la persona en las distintas facetas de su vida. Por poner un ejemplo, si un niño tiene problemas escolares no solo se le facilitan clases de apoyo, sino que se trata de ver su situación familiar, su entorno y sus posibilidades.
Desde ese planteamiento nacen programas como el de Infancia que ha acompañado en 2024 a 211 familias. Igualmente el programa de Empleo que amplía, mediante cursos la formación, las posibilidades de encontrar trabajo y que atendió en 2024 a 588 personas.
En su apuesta por la persona, Cáritas acompaña en muy diversas situaciones. Como por ejemplo con el programa de Mayores que, en las Salas del Mayor, ayuda a crear vínculos entre la gente para combatir la soledad no deseada y que organiza encuentros periódicos con jóvenes universitarios. El Servicio de Orientación Jurídica que responde a consultas sobre extranjería, derechos laborales y procedimientos administrativos en los que mucha gente anda perdida. El año pasado atendieron a 693 personas. En este sentido el Servicio de Adicciones y prevención se mueve en dos direcciones: por una parte trabaja con las familias para prevenir y combatir las adicciones y por otra con el centro penitenciario donde se organizan salidas terapéuticas.
El programa de Personas sin Hogar se preocupa tanto por los que viven en la calle como por los transeúntes que ocasionalmente pasan por la provincia. Desde hace un año se ha habilitado una sala donde son acogidos y pueden pasar el rato. Además se les facilita el acceso al comedor social y pernoctar una noche. En el fondo se intenta que se sientan acompañados y quieran mejorar su situación.
En la Iglesia, siempre tenemos la impresión de que no sabemos contar las cosas que hacemos. Nos da pudor, como si fuese una falta de humildad. Por eso el programa de Comunicación y Sensibilización era como algo secundario. Sin embargo, en estos tiempos, es fundamental. No solo porque comunica lo que se tiene programado, sino porque, con delicadeza, nos abre los ojos a la realidad. En este mismo sentido trabaja el programa de Animación Comunitaria que tiene la misión de sensibilizar a las parroquias para que no olviden que la caridad está en la entraña de la vida de la comunidad cristiana.
Finalmente la memoria nos recuerda dos realidades que también forman parte de la vida de Cáritas: la empresa Tejiendo Empleo que se dedica a la recogida y reciclado de la ropa y que tiene abierta una tienda, Moda-Re, y las Residencias de Ancianos de Cuéllar, Sepúlveda y El Sotillo.
Toda esta vida es posible gracias a 22 trabajadores y 278 voluntarios, sin contar los de las residencias. Pero la situación de Cáritas no es sencilla como se puede apreciar en los balances económicos de la Memoria. El descenso de los ingresos abre interrogantes sobre si es posible mantener toda esta vida.
