La oficina de Titirimundi vive una frenética actividad. Casi la mitad de las compañías participantes, procedentes de 16 países, ya están en Segovia. Lo están porque este pasado fin de semana estos titiriteros ya han pisado los escenarios de varios pueblos de la provincia. El resto llegarán hoy mismo, el día de arranque ‘oficial’ de la 30 edición de Titirimundi, con una gala que acogerá el Teatro Juan Bravo. Ayer, los teléfonos en la oficina no paraban de sonar, desde los recién llegados, que buscan su alojamiento, hasta del público ávido de información sobre los espectáculos.
El director, Julio Michel, no denota nerviosismo. “Todo está bien atado”, afirma sereno, aunque, a continuación, mira al cielo y desvela la única preocupación que sobrevuela al equipo de dirige. “Están los imprevistos de la climatología, aunque como la ilusión es tan grande, estoy convencido que hará bueno (…) como sabes –señala- muchos espectáculos son en calles y patios, es un poco la imagen de este festival y la que se lleva el viajero, ojalá haga buen tiempo porque contribuirá a esa imagen de una ciudad invadida por la magia y la ilusión”.
Pero Michel no puede ocultar sus sentimientos encontrados, el que aventura otro éxito de público y el que señala, con los números en la mano, que el presupuesto se ha quedado corto y que, si nada lo remedia, Titirimundi cerrará con déficit en sus cuentas, por la marcha, imprevista, de varios de sus patrocinadores.
Está, por un lado, el sentimiento de la satisfacción al comprobar cómo el público arropará, otra vez, al festival. En la víspera del pistoletazo de salida, entre el 80 y 90% de las entradas para los espectáculos de pago ya están vendidas. El primer día que se pusieron a la venta las entradas el público adquirió, vía Internet, más de 3.000, en poco más de dos horas. Para tranquilidad de los rezagados, el director aclara que todavía hay papel para aquellos espectáculos de interior, para el público adulto, que acogerá La Cárcel y el Teatro Juan Bravo, como ‘Filosofía en el tocador’, del Marqués de Sade, de la compañía brasileña ‘Pigmalião Escultura Que Mexe’ o el montaje ‘Tria Fata’, de los franceses ‘La Pendue’. Y para el montaje envuelto en el espíritu del circo, con una estructura que tiene una cúpula de 11 metros, que se emplazará en San Lorenzo y donde ‘Bêtes de foire’ recreará el espíritu romántico y soñador de la vieja caravana a través de ‘Petit théâtre de gestes’.
Para mayor tranquilidad, Michel añade que la organización reserva un pequeño cupo de entradas para quienes asisten a última hora. “Titirimundi tiene que ser muy hospitalario, el que viene de fuera tiene que encontrar lo que busca”, asegura.
¿Y qué encontrará?. Los números de la 30 edición son apabullantes. En 30 espacios, entre plazas, calles, patios históricos, iglesias y teatros, se darán cita 31 compañías de 16 países. A lo largo del festival se podrá disfrutar en Segovia de 299 sesiones de títeres, 283 en Segovia capital y el resto en localidades de la provincia. Talleres de títeres, exposiciones, espectáculos para adultos, para niños o para público familiar, integran la programación de Titirimundi 2016 que, paradójicamente, en una fecha clave, su 30 aniversario, será el más corto de su historia. Aunque el calendario marca que Titirimundi 2016 abarca desde hoy hasta el 16 de mayo, lo cierto es que esta edición se concentrará en cuatro días, lejos de los diez que llegó a alcanzar hace una década.
“El presupuesto no alcanza para hacer el festival que queremos”, lamenta Michel, que considera que “diez días, puede ser mucho, aunque en dos fines de semana la asistencia de público, sobre todo de fuera, sería mucho mayor”. “Ahora mismo, y me duele decirlo, estamos en unos mínimos que rozan la insuficiencia, un festival es un encuentro artístico, no es un fenómeno económico, y para que sea fructífero, para los artistas y para el público, lo mínimo son siete días”, sostiene el director, quien, en un arranque de sinceridad, confiesa que “este año nuestras posibilidades son muy escasas”.
Titirimundi atrajo a Segovia el año pasado a más de 62.000 espectadores, con un impacto económico, concentrado en unos pocos días, de 1.650.000 euros, ocho veces superior a la inversión total. Este año la retirada imprevista de dos patrocinadores —Bankia y Tierra de Sabor— y la consecuente pérdida de unos 32.000 euros en el presupuesto —este año rondará los 250.000 euros— han obligado a acortar los días del festival y a concentrar los espectáculos en cuatro días, algo que no agrada demasiado a Michel.
“No tenemos más remedio que hacerlo así, pero nos gustaría que no fuese tan concentrado, tan intenso, el público se puede estresar cuando, en realidad, tiene que vivir Titirimundi y su ambiente en un ambiente de relajación y alegría”, asegura.
