La maestría de Andrés Iniesta y el carácter letal de Leo Messi, autor de dos tantos, llevaron ayer al Barcelona a los cuartos de final de la Champions tras superar al Arsenal en un partido que lo tuvo todo.
Wenger plantó un duelo a la contra con una distancia abismal entre la pareja de centrales del Arsenal y su portero. Una invitación del alsaciano a Guardiola y un monumental atasco en el centro del campo, donde hasta 10 futbolistas, en una mezcla de talento y fuerza, pugnaban en una lucha de estilos.
El balón fue del Barça desde el primer minuto, nada extraño. El rival buscó siempre la contra, nada nuevo, con Cesc como enganche y Van Persie como referencia.
Guardiola buscó la prolongación de los dos carrileros, Alves y Adriano, con lo que Nasri y Rosicky estaban más pendientes de defender que de atacar, pero al Barça le costaba llegar.
El primer remate a puerta fue una falta lanzada por Alves y que provocó la lesión de Szczesny. El meta tuvo que retirarse en el minuto 19, seguramente con un dedo fracturado. Entró Almunia, como en la final de París de 2006.
Adelantó sus líneas el Barça. Empezó a recuperar el balón cada vez más cerca del área de los ‘gunners’ y a los azulgrana, a pesar de no estar muy finos y ofrecer un juego demasiado horizontal, solo les faltaba establecer una buena conexión o que apareciera Messi.
Pedro, en el minuto 28, no concretó la primera buena jugada combinativa y a partir de entonces, empezó a funcionar el equipo azulgrana. Las recuperaciones de Mascherano, uno de los destacados de los azulgrana, ofrecían siempre segundas y terceras opciones a los suyos, pero no llegaba la concreción.
Adriano, en una buena prolongación por la izquierda de Villa, remató al palo (m. 36), y en el cuarto de hora final, el conjunto local se desmelenó. Arrinconó a su adversario y el tanto tenía que llegar.
En el tiempo añadido, Messi solo ante Almunia tuvo demasiado tiempo para pensar y remató a las manos del meta. En la siguiente, una jugada mucho más complicada, el argentino no tuvo piedad.
El 1-0 nació en una recuperación al borde del área. Una genialidad de Iniesta, que dio un pase entre tres defensas, un control imposible de Messi, con un medio sombrero sobre la salida de Almunia, y un remate a puerta vacía. No era un videojuego, fue real, el tanto, que clasificaba momentáneamente al cuadro ‘culé’
Y de la manera más kafkiana, sin rematar a puerta, el bloque londinense se encontró con el empate en el minuto 53. Sergio Busquets marcó en propia puerta a la salida de un córner.
Pero las emociones prometían no acabar aquí. Un minuto después, Villa volvió a perdonar y en el 56, Van Persie, que tenía una amarilla, fue expulsado por rematar después de que Bussaca hubiera detenido el juego.
Locura final
El partido se volvió loco, el Barça, con uno más, olía la sangre en cada acción y parecía que su intensidad se estaba convirtiendo en ansiedad. Encontraba mil espacios, pero no concretaba las ocasiones. Villa volvió a errar en una jugada de las que no suele fallar (m. 67).
Hasta que volvió a aparecer Iniesta. Otro pase entre líneas, como en el primer gol, el destinatario esta vez fue Xavi, que no falló e igualó la eliminatoria.
Tres minutos después, el Camp Nou respiró más tranquilo. Otro pase interior, de Xavi para Pedro, finalizó en penalti de Koscielny, que no vio tarjeta amarilla. Messi, en el minuto 71, puso el 3-1.
Se fue Rosicky y después, entre pitos, Cesc. El equipo de Guardiola tenía que matar el partido para no sufrir más. Afellay tuvo dos ocasiones claras; Alves, en el minuto 86, pudo tranquilizar a la grada, pero no lo hizo.
Al final, Mascherano salvó una clarísima jugada de Bendtner en el minuto 88. El Barça volvió a eliminar al Arsenal, como el año pasado, y vuelve a estar entre los ocho mejores de la Champions.
Otro encuentro
Shakhtar Donetsk-Roma 3-0
