El Barcelona y el Villarreal protagonizaron ayer un espectacular partido en el Camp Nou, que finalmente cayó en manos de los catalanes gracias al rescate que realizó el argentino Leo Messi, quien, con dos goles en el segundo tiempo, deshizo la igualdad.
El primer acto resultó de auténtico lujo para los amantes del buen fútbol. Ambos equipos ofrecieron al balón un trato exquisito, y se lanzaron al ataque sin ningún disimulo.
Los locales no tardaron en tomar el pulso al compromiso y rozaron el gol bastante pronto. Por ejemplo, lo buscó Andrés Iniesta, que no controló bien un esférico que le dejaba solo ante Diego López y que, después, lanzó fuera por poco un disparo.
Parecía que el Barcelona se hacía con el mando, pero el rival no renunciaba a nada. Rossi dio el primer aviso de su conjunto en el minuto 12, cuando neutralizó su acción Eric Abidal, quien relevó en el eje de la zaga al sancionado Gerard Piqué.
Luego, Messi firmó su aparición inicial con un remate de cabeza, al que el arquero del ‘Submarino amarillo’ replicó con gran acierto.
El Villarreal sabía que su principal arma para sacar un resultado positivo en el coliseo azulgrana se basaba en la velocidad, y trató de aprovecharla con pelotas al espacio para Rossi y Nilmar. En una de ellas, el brasileño no definió de la forma adecuada, por lo que no batió a Víctor Valdés.
Intercambio de golpes
Los de la Ciudad Condal pasaron del susto al éxtasis, ya que, instantes después, David Villa se encontró con una asistencia de Iniesta y, ante la salida de Diego López, envió la bola a la red por bajo (1-0).
El bloque anfitrión pretendía continuar empujando para asestar el golpe definitivo a su oponente. De hecho, se lo dio, pero el asistente invalidó por un fuera de juega que no existió una oportunidad que acabó en gol.
Del posible 2-0, se pasó al 1-1 sin margen para el respiro; Nilmar recurrió a su calidad para anular el marcaje de Carles Puyol y colocó las tablas.
A partir de ahí, y hasta el descanso, los dos combinados persiguieron una segunda diana que les concediera ventaja, aunque no la lograron y todo quedó pendiente para la reanudación.
Tras la parada en los vestuarios, el ritmo de la contienda bajó un poco, quizá porque el Villarreal comenzó a notar el cansancio.
Así, el Barcelona empezó a hacer recular al adversario; eso sí, los hombres de Juan Carlos Garrido confiaban en sus posibilidades de hacer daño a la escuadra blaugrana al contragolpe.
Cuando parecía que los levantinos estaban cerca de desquiciar a los locales, Messi se encargó de demostrar otra vez que, en los momentos importantes, él no falla casi nunca.
